La músico terapia es una técnica terapéutica que utiliza la música en todas sus formas con participación activa o receptiva por parte del paciente (Congreso Mundial de Musicoterapia, París, 1974).
Todos nosotros sabemos reconocer cuándo una canción nos parece "alegre" o nos parece "triste". Generalmente asociamos nuestro estado de ánimo a la melodía de numerosas obras de todo tipo. Pues bien, precisamente la musicoterapia recurre a estas melodías como método para curar o reducir diversos problemas de salud.
La idea de base es reconocer que gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro, quien luego transmite a una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproducen la enfermedad a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes.
Aunque la musicoterapia ya se conoce desde la antigüedad, en los años 40 de nuestro siglo se utiliza como rama de medicina recuperativa, que con efectos fisiológicos, afectivos y mentales, contribuyendo a un equilibrio piscofísico de las personas. Hoy en día se aplica fundamentalmente en desequilibrios nerviosos, influye positivamente sobre el corazón y pulmones, alcoholismo, drogas y como prevención de suicidios, aunque todavía es necesario profundizar mucho más en el tema.
El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de energía y orden. La musicoterapia actúa como motivación para el desarrollo de autoestima, con técnicas que provoquen en el individuo sentimientos de autorrealización, autoconfianza, autosatisfacción y mucha seguridad en sí mismo. El ritmo, elemento básico, dinámico y potente en la música, es el estímulo orientador de procesos psicomotores que promueven la ejecución de movimientos controlados: desplazamientos para tomar conciencia del espacio vivenciados a través del propio cuerpo.
La herramienta sonora más poderosa según muchos terapeutas del sonido es el canto de armónicos. A través de nuestras propias voces, podemos proyectar a la parte enferma la frecuencia de resonancia correcta, y devolver su frecuencia normal. Según Jonh Beaulieu, la entonación de armónicos afecta incluso al flujo de la kundalini de las tradiciones místicas. Tema muy relacionado con los mantrams tibetanos realizados para limpiar los chakras y despertar su energía para alcanzar la iluminación.
Aquí os dejamos una lista de obras clásicas y su virtud por si os interesa:
Insomnio:
- Nocturnos de Chopin (op. 9 n.º 3; op. 15 n.º 22; op. 32 n.º 1; op. 62 n.º 1)
- Preludio para la siesta de un Fauno de Debussy
- Canon en Re de Pachelbel
Hipertensión:
- Las cuatro estaciones de Vivaldi
- Serenata nº13 en Sol Mayor de Mozart
Depresión:
- Concierto para piano nº5 de Rachmaninov
- Música acuática de Haendel
- Concierto para violín de Beethoven
- Sinfonía nº8 de Dvorak
Ansiedad:
- Concierto de Aranjuez de Rodrigo
- Las cuatro estaciones de Vivaldi
- La sinfonía Linz, k425 de Mozart
Dolor de Cabeza:
- Sueño de Amor de Listz
- Serenata de Schubert
- Himno al Sol de Rimsky-Korsakov
Dolor de estómago:
- Música para la Mesa de Telemann
- Concierto de Arpa de Haendel
- Concierto de oboe de Vivaldi
Energéticas:
- La suite Karalia de Sibelius
- Serenata de Cuerdas (op. 48) de Tschaikowsky
- Obertura de Guillermo Tell de Rossini
La terapia musical dio resultados científicamente comprobados en el año de 1930, en la ciudad de Nueva York, a partir de ahí se da el siguiente concepto terapéutico:
La acción de la música es una eficaz terapia que actúa sobre el sistema nervioso y en las crisis emocionales, aumentando o disminuyendo las secreciones glandulares, activando (o disminuyendo) la circulación de la sangre y, por consiguiente, regulando la tensión arterial.
La música influye en nuestra mente y en nuestro organismo mediante la creación de emociones. Cualquier pieza musical puede influir ya sea de manera negativa o positiva, tanto puede causarnos depresión, angustia, estrés, ansiedad o ira, como puede relajarnos, causarnos alegría o equilibrio psíquico.
No hace falta saber de música para saber como influye cualquier pieza en nuestro organismo, basta con sentir que tipo de emociones despierta en nosotros. Las emociones negativas liberan sustancias químicas en nuestro organismo que obstaculizan su funcionamiento, las emociones positivas liberan sustancias positivas que colaboran a su buen funcionamiento.
La música actúa dentro de nosotros, de nuestra mente por medio de vibraciones naturales que participan en cualquier tipo de materia. En este caso, estas vibraciones se filtran en nuestra mente y a su vez ésta envía la orden a afectando a nuestro organismo.
De esta manera, tenemos que la música puede curar daños como desequilibrios nerviosos, influye sobre el corazón y los pulmones, y más allá de cualquier enfermedad, también actúa positivamente sobre casos de alcoholismo, tabaquismo, drogas y hasta la prevención de suicidios.
La música posee las cualidades de una droga, positivamente hablando, ya que tiene la capacidad de estimular o reprimir funciones del organismo. Al mismo tiempo, la música dispone de un tipo de lenguaje que es imposible convertir en palabras. Es un lenguaje único que solamente se puede interpretar por medio de la energía y la vibración, si nosotros no tenemos este conocimiento en conciencia, nuestra mente y nuestro cuerpo si, nuestro espíritu también, así que basta una pieza musical para que mente, cuerpo y espíritu actúen solos.
Por eso, más allá del misticismo y la espiritualidad, se encuentra la ciencia, la cual a adoptado a la música como una forma de curación en los tratamientos de psicoterapia moderna.
Los cuatro tratamientos más utilizados en la terapéutica musical son:
La audición pasiva
La audición activa
La interpretación
La labor creadora
El principal valor terapéutico de la musicoterapia reside en su influencia sobre las distintas emociones. También ejerce efectos sobre el metabolismo, la presión el pulso y el volumen sanguíneo, la energía muscular, la respiración y las secreciones internas.
La terapia musical puede utilizarse para despertar la atención y prolongar la duración de la misma, así como para estimular las facultades de asociación y la potencia imaginativa.
También es excelente para producir escapes socialmente aceptables, asimismo, influye en la persona estimulando la confianza en sí misma
La música añade ayuda a superar depresiones psíquicas, aliviar el insomnio y la tensión nerviosa y sobre todo, desvía la atención del paciente a disminuir su angustia.
La música nos permite despertar el sentido de unidad, de integración social, ayudándonos a comprender y aceptar las ideas ajenas.
Pero la música es mucho más que una terapia, la música consigue lo que difícilmente se consigue por medio directo de la ciencia o las religiones, la música eleva el nivel emocional de la mente humana, proyectándola al infinito.
Este tipo de terapia también tiene sus limitaciones, y no hay reglas establecidas, es decir, una pieza musical que puede ser de beneficio para una persona, puede ser perjudicial para otra.
La terapia musical no tiene efectos secundarios si se aplica profesionalmente dentro de la medicina.
Antes de iniciar con nuestra sesión de musicoterapia, es necesario que el cuerpo tenga esta disposición, es decir, tenemos que alcanzar un cierto nivel de relajación.
En este proceso, la respiración juega un papel muy importante, a continuación describiremos la forma correcta de respirar.
Una vez terminado todo el proceso de relajación, procederemos a comprobar que todo nuestro cuerpo esté verdaderamente relajado haciendo otras 10 respiraciones más, largas y profundas, llenando completamente los pulmones de aire, haz una pausa de 5 minutos y procurando que nuestra mente permanezca en blanco.
Poco a poco vamos abandonando el estado de relajación completa, y nos vamos incorporando nuevamente a la vida normal, inspirando la mayor cantidad posible de aire en cada respiración.
Poco a poco vamos moviendo nuestro cuerpo, lentamente hasta llegar a un nivel normal.