La preparación más sencilla es la siguiente: Sobre la planta bien desmenuzada, puesta en una botella, se echa alcohol puro de 70 grados. Por cada parte de la planta empleada se ponen 5 partes de alcohol; por ejemplo, sobre 20 gramos de la planta se echan 100 gramos de alcohol. Con la botella bien cerrada, se deja reposar unos 8 ó 10 días. Se filtra por medio de papel de filtro. Las tinturas sólo se toman diluidas en agua.

Es frecuente dar como dosis o medida general la preparación de tisanas, la de una cucharada (repleta sí es de café y sólo mediana si es de sopa) de planta desmenuzada por cada taza de tisana; aunque esta indicación es suficiente para la mayoría de casos, nosotros hemos querido ser más precisos y por ello en cada planta hemos indicado la dosis concreta, ya en gramos o bien en cucharadas. ( una cucharada de café contiene unos 4 gramos de raíces o 2 de hojas y una cucharada de sopa cerca del doble).

También es corriente dosificar las tisanas, una vez preparadas, a razón de tres tazas por día. Esta regla es buena para gran número de ellas, pero no está por demás indicarlo de una manera más precisa, por cuyo motivo hemos señalado en cada caso la dosis concreta más conveniente.

Las tisanas no son, poro general, medicamentos de gran energía; se caracterizan precisamente por lo contrario: por su acción suave y por no originar generalmente trastornos de ninguna clase. Conviene, por tanto, administrarlas de manera que no se pierda su utilidad, o sea según las siguientes normas:

1. Es mejor tomar las tisanas sin endulzar, o con poco azúcar.
2. No hay inconveniente, salvo en verano, en preparar de una sola vez toda la tisana que hay que tomar distribuida durante el día, con tal que se conserve en sitio fresco (no frío: neveras, etc.). Las tisanas obtenidas por infusión o cocimiento pueden calentarse de nuevo antes de tomarlas (pero sólo la parte que se va a tomar) con tal que no lleguen a hervir ni mucho menos.
3. Las tisanas no conviene tomarlas muy calientes, salvo que se trate de tisanas sudoríficas (para sudar), en cuyo caso puede tolerarse y aún se recomienda que se tomen algo calientes, pero sin que lleguen a quemar. Para las demás, la temperatura ideal es que estén tibias o poco calientes.
4. En cuanto ala hora más conveniente para tomarlas, hemos de distinguir: las tisanas adecuadas para combatir una enfermedad aguda deben tomarse con !os intervalos que señalamos en la parte de las enfermedades, las que combaten estados más o menos crónicos o de alguna duración que no obligan a guardar cama, se toman con alguna separación de las comidas, preferentemente las tisanas destinadas a estimular el apetito o le digestión. Como excepción debemos mencionar las tisanas destinadas a curar alguna alteración del aparato digestivo, que generalmente se administran después de un rato (media hora) de haber ingerido alimento.

Las tisanas laxantes o purgantes se toman antes de acostarse o en ayunas, y en ayunas se toman también las que se emplean para combatir los gusanos y demás parásitos intestinales.

Las dosis que señalamos, salvo indicación en contrario, se refieren a las personas adultas o mayores. Cuando convenga dar una de estas tisanas a tos niños, habrá que reducir proporcionalmente la dosis indicada: para adaptarla a la edad. Servirá de norma y guía en estos casos, la siguiente tabla proporcional: