Abedul Betula alba, L.
CaracterÃsticas
Arbol que se eleva a bastante altura. De tronco derecho y poco compacto, cubierto de una corteza gris verdosa y provisto de ramas rectas, tiene hojas alternas, viscosas, algo aromáticas, de gusto amargo y más pequeñas que las del álamo blanco, con el cual se le suele confundir. Sus semillas son delgadas y colgantes, de modo que el conjunto se presenta de un aspecto irregular.
El tronco de los árboles jóvenes y aun las ramas de los más adultos se ven salpicadas de puntos blanquecinos. A los cinco o seis años, al caer la capa externa de la corteza, queda al descubierto otra capa blanca y lisa, semejante al corcho.
Hay muchas especies de este árbol, siendo la principal la que acabamos de describir. Otras, de caracterÃsticas y propiedades muy similares, son la Betula lenta de Norteamérica, la B. negra y la B. excelsa, Aiton.
Uso general
Su madera es excelente para carbón; sus ramas, por ser muy flexibles, se utilizan en cesterÃa.
Por destilación, la corteza suministra un aceite resinoso balsámico especial, que en el norte de Europa es muy apreciado para la preparación del cuero fino (llamado "cuero de Rusia"), al que comunica un olor aromático muy caracterÃstico, además de protegerlo de la acción de los insectos.
Este aceite, al igual que las hojas del abedul, proporcionan un colorante amarillo. q Las hojas, sobre todo secas, ahuyentan las moscas y los tábanos que molestan a los animales domésticos (Nogi).
Uso medicinal
El naturalista Percy hace el siguiente comentario acerca de este árbol: "En todo el norte de Europa, desde el Rin en Francia hasta los confines boreales de Rusia, el agua de abedul es la esperanza y la panacea universal de todos los habitantes".
La acción del abedul se puede resumir en cinco palabras: febrÃfuga, diurética, vermÃfuga, vulnerarla y antirreumática.
a. La corteza del abedul es febrÃfuga y se administra en polvo en infusión, solo o acompañado con otra sustancia medicinal de cuyos principios se la quiera impregnar.
- Mediante incisiones en el tronco del abedul, se extrae un lÃquido dulce que, mezclado con el lúpulo, adquiere un sabor parecido al de la cerveza y, fermentado, se transforma en un licor espumoso semejante a la champaña. Este lÃquido, como también el cocimiento de la madera, se usa contra la hidropesia y las inflamaciones de las vÃas urinarias. También las hojas se preparan en cocimiento y tienen acción diurética y vermÃfuga. Cualquiera de estos conocimientos se prepara según la fórmula de la asà llamada "poción diurética de Winternitz":
Corteza (o madera) de abedul 10 gramos
(o bien: Hojas de abedul) 15 gramos
Agua 200 gramos
Se mantiene en ebullición durante 10 minutos, se deja enfriar, y se cuela.
Dosis: 3 a 4 tazas al dÃa.
La savia se administra a los niños en dosis de 100 gramos.
- Haciendo hervir 50 gramos de hojas en 500 de agua hasta que ésta quede reducida a la mitad, se obtiene un buen gargarismo para las enfermedades de la garganta, ulceraciones de la boca, irritación de las encÃas, y una excelente loción detersiva para llagas y úlceras. Las enfermedades de la piel, los granos, la sarna, las erupciones y pústulas no resisten a su acción. El cocimiento de la corteza sirve para lavar las llagas y heridas y para cicatrizarlas. Para ello se aplican compresas de algodón hidrófilo empapado en esta sustancia. Los retoños del abedul, recogidos en primavera y macerados en aceite de olivo, se usan, según costumbre rusa, contra los infartos escrofulosos (lamparones).
- Las hojas secadas al sol son excelentes para los dolores reumáticos. Se hace de ellas una especie de colchón y se acuesta al enfermo sobre él tapándolo con una frazada gruesa de lana para hacerlo transpirar. Al cabo de media hora se le seca y se lo fricciona con una franela. Repitiendo este procedimiento durante 8 a 10 dÃas, el paciente experimentará un gran alivio, si es que no sana del todo.
También la epidermis del abedul puesta en los zapatos produce una saludable transpiración útil en varias enfermedades crónicas, sobre todo en el reumatismo.
- Otro uso que se da a las hojas frescas de este árbol es su aplicación repetida —dos o tres veces al dÃa— sobre los pechos de las mujeres que amamantan, a fin de contener la leche. Previamente deben exponerse estas hojas indirectamente al calor de una estufa.
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