QUIROPRÃCTICA
Una manipulación que alivia el dolor
La quiropráctica es un sistema terapéutico destinado a corregir mecánicamente, mediante la destreza manual del terapeuta, diversos trastornos de las articulaciones, los músculos y, sobre todo, de la columna vertebral. Las afecciones de esta última pueden manifestarse en la propia espalda (como en el caso del LUMBAGO y la HERNIA DE DISCO), o bien, provocar dolores en otras partes del cuerpo, como hombros, brazos, caderas y piernas (tal como ocurre con la CIÃTICA). Los quiroprácticos consideran incluso que ciertos casos de ASMA, ARTRITIS, CATARRO, ESTREÑIMIENTO, MIGRAÑA, TRASTORNOS MENSTRUALES y ESTRÉS pueden ser consecuencia de defectos ver-tebrales inadvertidos.
La quiropráctica se parece a la OSTEOPATÃA en el hecho de que evita la prescripción de medicamentos y la cirugÃa, pero, a diferencia de ella, hace amplio uso de las radiografÃas y otros medios de diagnóstico ortodoxo.
Aplicaciones de la terapia La quiropráctica se utiliza para aliviar o mitigar numerosas molestias musculoesqueléticas, entre ellas el DOLOR DE ESPALDA, el DOLOR DE CUELLO, las lesiones cervicales producidas por accidentes de tránsito en que la cabeza se sacude violentamente como consecuencia de un impacto, y el dolor de cabeza debido a una prolongada tensión muscular en la nuca y en los hombros.
Las distensiones musculares, los esguinces, las luxaciones, ciertas tendinitis como el CODO DE TENISTA y, en general, las lesiones derivadas del deporte, suelen tratarse combinando la manipulación con la aplicación de compresas.
El tratamiento quiropráctico también es útil para ciertos casos de dolor de cabeza o de cuello que los terapeutas atribuyen a lesiones vertebrales producidas en los recién nacidos por el uso de fórceps durante el alumbramiento, y que a veces no se manifiestan sino a una edad posterior.
Se tratan igualmente algunos casos de dolor de espalda que se consideran consecuencia tardÃa de las caÃdas que se sufren en la primera infancia o al aprender a caminar. Esos traumatismos pueden causar un desajuste de la columna vertebral que sólo se haga evidente más tarde, y que en ocasiones se confunde con los dolores de crecimiento de los adolescentes.
En el caso de los ancianos aquejados de dolor de espalda crónico o dolores articulares en las extremidades, los quiroprácticos desaconsejan los analgésicos, que sólo alivian los sÃntomas, y aseguran que la manipulación a veces logra corregir definitivamente el defecto subyacente.
Por último, la quiropráctica puede estar indicada para tratar el dolor de espalda que suele presentarse durante el embarazo a causa del peso excesivo impuesto a la columna vertebral, y para corregir los trastornos de la articulación sacroiliaca consecutivos al parto.
En busca del terapeuta adecuado La mejor manera de encontrarlo es mediante la recomendación de un paciente satisfecho. Recuerde que es muy importante que antes de someterse a un tratamiento, tenga la certeza de que el profesional que lo atenderá cuenta con la experiencia y preparación necesaria.
La consulta La primera consulta suele dedicarse a la elaboración de la historia clÃnica del paciente, un interrogatorio sobre sus molestias y una palpación orientada a localizar las zonas de espasmo muscular, dolor o hipersensibilidad, y a verificar el funcionamiento de las articulaciones.
Es probable que se efectúe un estudio radiográfico para determinar el estado de la columna vertebral y descartar diversos padecimientos y lesiones, como la artritis, enfermedades de los huesos o fracturas. Con base en esos datos, el quiropráctico decidirá si su tratamiento está indicado o es preferible remitir al paciente con un médico alópata.
El tratamiento quiropráctico generalmente se inicia en la segunda consulta, una vez emitido un diagnóstico completo. El paciente debe ponerse una bata holgada y adoptar cierta postura sobre una mesa especial, donde el terapeuta le aplica diversas técnicas de manipulación.
Para acomodar una articulación lumbar, por ejemplo, el paciente se recuesta de lado sobre la mesa, con la pierna de arriba flexionada, y el quiropráctico ejerce presión hacia un lado en la parte alta de la espalda y hacia el lado opuesto en la parte baja, lo que traba la articulación. Luego una ligera presión de la mano en una de las vértebras adyacentes conduce la articulación al lÃmite de su movimiento normal, y un empujón brusco pero bien calculado la hace rebasarlo ligeramente, con lo que recupera su movilidad. Además, el estiramiento súbito de los músculos contraÃdos alrededor de la articulación favorece la relajación de la zona.
Algunos pacientes experimentan un alivio inmediato; otros notan ciertas molestias o rigidez poco después de la manipulación o al dÃa siguiente, y otros más pueden necesitar cuatro o cinco sesiones para empezar a sentir mejorÃa. En general, los padecimientos agudos responden más pronto que los crónicos.
El punto de vista ortodoxo
La mayorÃa de los médicos reconocen que, en manos competentes, la quiropráctica puede ser eficaz en el caso de ciertos trastornos estructurales debidamente identificados, sobre todo si se combina con un programa fisioterapéutico más amplio. Sin embargo, el tratamiento quiropráctico no está indicado para padecimientos como el asma y la DIABETES.