ADENOIDES
El cuerpo humano, como un club privado, cuenta con un grupo de "guardianes" cuyo trabajo es mantener a raya a los elementos deseables. Uno de los más contundentes de esos vigilantes es la amÃgdala farÃngea, una pequeña masa de tejido situada en la parte posterior de la nariz. Pero asà como todo guardián tiene al menos un punto vulnerable, dicha amÃgdala puede perder la batalla en su lucha contra las infecciones y ciertos tipos de ALERGIA: si esto sucede, aquélla se agrandará o inflamará como ocurre con las amÃgdalas palatinas durante un ataque de AMIGDALITIS.
Si la infección persiste o recurre con frecuencia, suele producirse un agrandamiento crónico de la amÃgdala farÃngea que a veces dificulta la respiración: pues bien, a esa consecuencia se la llama "adenoides". La amÃgdala farÃngea de los niños normalmente comienza a crecer hacia los tres años de edad, y alcanza su tamaño máximo hacia los ocho, pero a partir de entonces empieza a encoger y, al llegar la pubertad prácticamente desaparece, al igual que el riesgo de sufrir adenoides.
El niño afectado de adenoides tiende a respirar por la boca y a roncar pues el tejido agrandado obstruye el paso del aire de la nariz a la garganta. A veces también se le tapa la nariz y ganguea, o bien, queda bloqueada la trompa de Eustaquio que comunica el oÃdo medio con la garganta y el niño pierde agudeza auditiva. Por lo común la amÃgdala farÃngea recupera su tamaño normal al cabo de unos dÃas, pero si los sintomas duran más de un mes o si el niño se queja de dolor de oÃdos o de sordera hay que llevarlo al médico.
Autoayuda Si un niño sufre de adenoides frecuencia, habrá que mejorar su estado de salud general y fortalecer sus defensas contra las infecciones: para ello en su dieta deberán incluirse alimentos enteros ricos en vitamina C, como frutos cÃtricos, frutillas, verduras de hojas verdes, papas, batata (camote, cebolla, ajo y puerro.
Consulta
El naturópata examinará a fondo al niño antes de prescribir el tratamiento, cuyo propósito será mejorar su salud mediante una buena alimentación y un programa de relajación y EJERCICIO. Si se considera necesario, también aconsejará darle al niño complementos vitamÃnico remineralizantes, asà como suspender por unos dÃas el consumo de productos lácteos y reemplazarlos por leche de soja y otros alimentos ricos en calcio.
HERBOLARIA
Autoayuda Las infusiones de salvia, altea y alholva ayudan a mitigar las molestias. También puede emplearse una infusión preparada con gordolobo, eucalipto, hojas de tusÃlago y corteza de cerezo silvestre (una cucharadita rasa de cada hierba en una taza de agua hirviendo).
Para contrarrestar las infecciones se usan extractos de mirra y añil cimarrón. El ajo, ya sea fresco o en cápsulas, también es eficaz contra las infecciones.
Una hierba que al parecer ayuda a aliviar inflamaciones relacionadas con el sistema linfático es la pretera (también llamada hierba de la pulga y cuajaleche). Hay que verter dos o tres cucharaditas de la hierba seca en una taza de agua hirviendo y dejar reposar la infusión unos 10 o 15 minutos. Ésta debe beberse tres veces al dÃa, o bien, tomar de 2 a 4 ml de tintura de precera tres veces diarias.
Otros tratamientos eficaces
Ionización Colocar un ionizador junto a la cama del niño en las noches ayuda a descongestionarle la nariz.
Hidroterapia En caso de infección puede ser útil un baño de mostaza en agua caliente.
El punto de vista ortodoxo
No hay pruebas de que los complementos vitamÃnicos y remineralizantes ayuden a aliviar las adenoides, por eso los médicos con-sideran aquéllos como meros PLACEBOS.
La mayorÃa de los casos de adenoides no reciben tratamiento. Cuando el organismo del niño vence la infección, el tejido inflamado recupera su tamaño normal y los sÃntomas desaparecen.
Las infecciones graves se combaten con antibióticos, y en contadas ocasiones se recurre a la cirugÃa para extirpar la amÃgdala farÃngea del niño (a veces junto con las amÃgdalas palatinas).