AGUA MINERAL
Buena opción para aplacar la sed
En diversos manuscritos chinos antiguos se menciona el empleo del agua mineral como bebida con fines terapéuticos, y se sabe que en varias partes de Gran Bretaña los celtas y los romanos practicaron una modalidad de lo que en el presente se conoce como HIDROTERAPIA, principalmente en Aquae Sulis, la actual Bath, Inglaterra. Pero fue en la Europa continental del siglo XVIII donde cobró auge la "curación" por medio de las aguas termales, a las que se les reconocieron numerosas propiedades medicinales, en particular para curar el REUMATISMO.
La venta de agua mineral embotellada empezó a generalizarse durante finales del siglo XIX y principios del XX, y en la actualidad es una industria bien consolidada. Lugares como Mendoza (Argentina) y Socos (Chile) tienen fama mundial por las virtudes curativas y depurativas de sus aguas termales: a éstas se les atribuyen propiedades para curar ÚLCERAS gastrointestinales, afecciones hepáticas, parasitosis y estados de agotamiento crónico, entre otros padecimientos.
El buen uso del agua mineral embotellada
Lea con cuidado la etiqueta del envase antes de destaparlo.
Beba agua mineral si sospecha que el agua potable de su casa está contaminada y de momento no puede hervirla o desinfectarla.
Hierva el agua mineral y deje que se enfríe si necesita utilizarla para preparar algún alimento.
Recuerde que el agua mineral produce un efecto diurético leve (hace que aumente el flujo de orina y, por tanto, la necesidad de orinar), y que cuanto más elevado es el contenido de minerales, más intenso es dicho efecto.
No beba agua mineral embotellada si está sometiéndose a alguna dieta sin sal por prescripción médica, pues uno de los minerales más comunes en dicha agua es el cloruro de sodio.
Absténgase de beberla también si contiene más de 200 mg de sodio por litro y está usted siguiendo una dieta sin sal por el mismo motivo.
No les dé agua mineral con frecuencia a los niños, mucho menos si contiene más de 1,5 mg de flúor por litro, pues al cabo de un tiempo se les pueden manchar y debilitar los dientes.
No dé por hecho que el agua embotellada es saludable para las personas alérgicas o hipersensibles al agua de la canilla (llave), ya que el agua mineral también puede contener compuestos de cloro y otras sustancias alergénicas. No sustituya con agua mineral el consumo de leche como fuente de calcio, ya que aun las aguas minerales más ricas en este elemento contienen apenas 12% del que contiene la leche entera de vaca (y el contenido de otros minerales indispensables es también mucho menor).
El agua mineral no es más saludable que el agua natural de la canilla (llave), muchas personas la prefieren simplemente por su sabor y porque, con cubitos de hielo y una rodaja de limón, constituye una refrescante alternativa a las bebidas alcohólicas. Algunos médicos la recomiendan porque calma la sed, si bien tiene un leve efecto deshidratante.
Los principales MINERALES que contienen las aguas embotelladas son bicarbonatos y calcio, así como sulfatos, nitratos, cloruros, magnesio, potasio, sodio y, en menor cantidad, hierro y yodo.
El agua mineral se embotella siguiendo estrictas normas de calidad e higiene; por ejemplo, está prohibido tratarla con sustancias químicas pero se permite filtrarla por medios mecánicos (esta opción suele ser innecesaria ya que las aguas minerales se filtran en forma natural en el subsuelo). Su composición debe ser determinada por una institución reconocida, y el análisis de su contenido debe figurar en la etiqueta de los envases; desde luego, debe estar libre de microorganismos nocivos y sustancias contaminantes, y no está autorizado anunciarla aludiendo a supuestas propiedades "medicinales".
Las aguas minerales se embotellan al natural o gasificadas, y su consumo frecuente puede provocar flatulencia en algunas per-sonas. Pero fuera de esta consecuencia, el agua mineral no produce ningún efecto nocivo para la salud.