CONGELACIÓN
En términos médicos, se llama congelación al conjunto de lesiones causadas en la piel y en otros tejidos por una exposición prolongada a temperaturas bajas; un viento glacial durante el ascenso a una montaña e incluso pasar una mañana en la nieve sin ropa adecuada bastan para producir esas lesiones. Cuando la temperatura de los tejidos corporales desciende a unos —5°C, se forman en ellos cristales de hielo que obstruyen la circulación y acaban por congelar la sangre. Si la lesión no recibe tratamiento inmediato, causa gangrena y hace necesaria la amputación de la parte afectada.
Por regla general, una buena circulación y el uso de ropa adecuada mantienen la temperatura corporal por encima de ese nivel, pero las partes expuestas tienen riesgo y, si se padece de mala circulación, la temperatura general puede descender peligrosamente (HIPOTERMIA).
El riesgo de congelación aumenta asimismo en caso de heridas sangrantes, choque, esfuerzos excesivos que causan fatiga o deshidratación, ARTERIOSCLEROSIS o tratamiento con bloqueadores beta (TRASTORNOS CARDIACOS). Si se es propenso a los sabañones, hay que tener especial cuidado de no exponerse al frÃo.
Las partes más vulnerables a la congelación son las orejas, la nariz y los dedos de manos y pies. Al principio se siente frÃo y entumecimiento, a veces con hormigueo; más tarde la piel se pone dura y blanca, luego azulada, y finalmente pierde toda sensibilidad, lo que constituye una etapa muy peligrosa.
Para prevenir la congelación, no es aconsejable exponerse a condiciones de frÃo extremo, menos aún si se corre el riesgo de quedar atrapado. Si es indispensable hacerlo, conviene ponerse varias capas de ropa ligera, caliente y holgada; la capa superior debe ser impermeable al agua y al viento; los calcetines o medias, las botas y los guantes no deben apretar, y hay que proteger orejas y nariz con un pasamontañas o una prenda especial para ese fin.
Lo que los terapeutas aconsejan
Remedios populares Para la primera etapa de una congelación leve, se recomienda cubrir la parte afectada con rodajas de pepino remojadas en agua tibia, rodajas de cebolla cruda o puré de papa frÃo, salado. NaturopatÃa Para mejorar la circulación general, es probable que el naturópata prescriba la práctica regular de un EJERCICIO,
Medidas contra la congelación
Dar los primeros auxilios de inmediato si no se cuenta con asistencia médica o mientras se espera recibirla. Buscar refugio en cualquier construcción, automóvil o saco de dormir que esté a la mano.
Quitar de la parte afectada cualquier prenda mojada u objeto que impida la circulación (guante, anillo, reloj, bota o media (calcetÃn)).
Aplicar calor gradualmente por contacto de las manos o metiendo la parte afectada bajo una axila, sin apretar la ni frotarla.
No calentarse junto al fuego, ni frente a un calefactor ni con agua caliente. No sostener tazas calientes con los dedos si en ellos se localiza la congelación (aunque sà conviene tomar bebidas calientes).
No aplicar vapor a la cara si hay congelación en una parte de ella.
No tomar bebidas alcohólicas ni otras sustancias lÃquidas o sólidas que causen somnolencia.
No caminar; si es posible, mantener la parte afectada por encima del nivel del pecho.
Lavar la parte afectada con agua que esté a la temperatura del cuerpo, si se dispone de ella.
Proteger holgadamente la zona con una prenda limpia y un suéter ligero una vez que recupere la sensibilidad y el color normales.
Buscar asistencia médica para prevenir una infección y tratar las lesiones producidas por la congelación. No reventar las ampollas que se formen durante la descongelación, ni aplicar nada sobre ellas.
Frotamientos frecuentes y la protección adecuada de manos y pies en tiempo frÃo. En caso de congelación leve, hay que sumergir los pies en agua tibia de dos a tres minutos y luego en agua frÃa durante 30 segundos, secarlos bien con una toalla y ponerse medias (calcetines) calientes y secos. A las personas propensas a los sabañones se les prescriben vitaminas E y C.
Entrenamiento autógeno Las personas adiestradas en esta disciplina de relajación mental pueden emplearla para protegerse contra el frÃo riguroso mediante los ejercicios destinados a estimular la afluencia de sangre a la piel y a aumentar asà la temperatura superficial.
Una vez que la congelación se pone en marcha, es de vital importancia un tratamiento inmediato. El objetivo de los primeros auxilios (tanto alopáticos como heterodoxos) consiste en restablecer la circulación sanguÃnea en la parte afectada lo antes posible, pero de manera gradual, mediante la aplicación indirecta de calor. Si la circulación vuelve a la normalidad, generalmente se manifiesta con la formación de ampollas y otras señales parecidas a las que deja una quemadura. En caso de daño a los nervios, es posible que la falta de sensibilidad per-sista largo tiempo.