DIETAS
• Los practicantes de las terapias naturales consideran la alimentación como uno de los principales factores que intervienen en la conservación de la salud, por eso proporcionan a sus pacientes consejos acerca de los hábitos alimentarios que deben adoptar para prevenir y combatir las enfermedades. Muchos de ellos recomiendan llevar una dieta de alimentos enteros (ALIMENTACIÓN SANA) que incluya frutas y verduras frescas, cereales, leguminosas y pequeñas raciones de productos lácteos, pescado, carne magra y carne de aves. He aquí los principales tipos de dieta que dichos terapeutas prescriben:
Dietas depurativas Algunos terapeutas, en particular los practicantes de la NATUROPATíA, prescriben dietas rigurosas cuando consideran que el organismo del paciente requiere ser desintoxicado: el AYUNO y la DIETA DE COMIDA CRUDA son dos de las opciones al respecto.
Dietas basadas en creencias específicas Ciertas dietas se basan en teorías especiales acerca de la nutrición. Por ejemplo, los vegetarianos se abstienen de comer carne porque consideran que el aparato digestivo humano no es apto para asimilar proteínas de origen animal (VEGETARIANISMO). La MACROBIÓTICA aconseja equilibrar los alimentos YIN Y YANG, y la DIETA DE HAY propone no combinar proteínas con carbohidratos, para mejorar la digestión.
Dietas para adelgazar Si se sigue una dieta en la que la norma sea la variedad, el equilibrio y la moderación, el resultado a la alarga será recuperar o conservar la esbeltez. Pero si se desea bajar de peso rápidamente, hay que recurrir a una dieta especial.
Dietas terapéuticas Aunque comer alimentos enteros ayuda a remediar o prevenir numerosas enfermedades, para tratar ciertos trastornos en ocasiones se prescriben dietas especiales. Por ejemplo, las DIETAS BAJAS EN GRASAS se recomiendan a las personas que padecen ANGINA DE PECHO, ARTERIOSCLEROSIS o TRASTORNOS CARDIACOS, y las DIETAS SIN SAL son apropiadas para quienen tienen alta la PRESIÓN ARTERIAL. Llevar una dieta rica en FIBRA es indispensable si se padecen TRASTORNOS INTESTINALES, y para combatir el CÁNCER se han empleado también dietas muy rigurosas.
DIETAS BAJAS EN GRASAS
Para estar bien alimentado es necesario comer pequeñas cantidades de grasas y aceites, pero si se rebasa cierto límite al respecto dichos nutrientes pueden propiciar el desarrollo de enfermedades, entre ellas TRASTORNOS CARDIACOS. Tanto los médicos como los practicantes de las terapias naturales consideran que las grasas no deben representar en la alimentación diaria más de 30% del requerimiento de calorías.
Reducir la ingestión de grasas a este porcentaje cobra particular importancia si se padece ARTERIOSCLEROSIS, alguna enfermedad cardiaca o ANGINA DE PECHO; la razón es que las grasas excedentes pueden acumularse en las paredes de las arterias, obstruir la circulación sanguínea y aumentar el riesgo de sufrir un infarto.
Las dietas bajas en grasas también son recomendables para combatir la OBESIDAD y para las personas que simplemente desean bajar de peso. Las grasas tienen un alto valor energético; contienen nueve calorías por gramo, en tanto que las proteínas y los carbohidratos (los otros dos tipos de nutrientes esenciales) solamente contienen cuatro; nuestro organismo las aprovecha para realizar sus funciones y mantener el cuerpo activo y a la temperatura adecuada, si bien las digiere con mucha más lentitud que los almidones y los azúcares. Otro inconveniente de las grasas es que nos hacen aumentar de peso con rapidez si comemos demasiadas.
Como se mencionó, comer grasas es indispensable pues contienen ciertas sustancias llamadas ácidos grasos que resultan necesarias para diversas funciones orgánicas y porque algunas de ellas sólo pueden obtenerse de los alimentos; además, los comestibles ricos en grasas son fuente de vitaminas A, D, E y K. No es muy difícil recurrir a la fuerza de voluntad para moderar la ingestión de grasas (para muchas personas éstas son lo que le da sabor a la comida), pero si se teme desequilibrar la dieta será conveniente consultar a un médico, un nutricionista o un naturópata.
Tipos de grasas Aunque no se tenga necesidad de seguir una dieta baja en grasas, es importante elegir con cuidado el tipo de grasas que se consumen. Los ácidos grasos de los aceites y las grasas alimenticias se clasifican en tres categorías según su estructura molecular; saturados, mono insaturados y polinsaturados. La mayoría de las grasas contienen una mezcla de estos aceites, en la que normalmente predomina uno de ellos. Los nutriólogos aconsejan comer principalmente aceites monoinsaturados (como el de oliva y los de ciertos pescados) y polinsaturados, como los de girasol y maíz. En cantidades moderadas estos aceites son inocuos incluso para quienes se están sometiendo a dietas bajas en grasas por
Cómo reducir el consumo de grasas
Hacer algunos cambios sencillos a la dieta acostumbrada ayuda a disminuir la ingestión de grasas; Manteca (mantequilla), margarina Suspender o reducir al mínimo el consumo de estos alimentos. Aunque muchas margarinas se elaboran principalmente con aceites instaurados (lo que debe especificarse en la etiqueta del envase), por lo general contienen aditivos y conservadores que pueden ser nocivos para la salud.
Carne de vacuno, pollo La carne roja contiene grasa, así que es aconsejable elegir cortes limpios o quitarles cualquier rastro de grasa visible (al igual que la piel del pollo). También conviene quitarles la grasa superficial a las sopas y los guisos y procurar no utilizar aderezos grasos para las ensaladas. Otra buena medida es comer más pescado y verduras y menos carne.
Leche, crema La leche descremada y la semidescremada son buenos sustitutos de la leche entera, al igual que la leche de soja y el yogur natural.
Quesos Es recomendable sustituir los quesos duros o grasos como el cheddar y el cuartirolo o el mantecoso por otras variedades más saludables como el queso cottage o bien la ricota.
Mayonesa, aderezos para ensaladas Los aderezos caseros preparados con ingredientes bajos en grasas son más saludables que los de marca comercial. Se recomienda sazonarlos con hierbas de olor, ajo, mostaza, jugo de limón y especias.
Aceites y grasas para cocinar Comer alimentos fritos o rostizados sólo debe hacerse en forma ocasional. Para emplear menos grasa es preferible cocer los alimentos al horno, al vapor, en baño de María, asarlos a la parrilla o sofreírlos.
Tentempiés Hay que procurar comer menos frituras, chocolates, pastelillos y galletas. Para entretener el apetito es mejor recurrir a la fruta fresca o seca, la zanahoria rallada y los sándwiches de queso fresco y pan integral.
Como las grasas saturadas pueden dañar el aparato circulatorio, en las dietas bajas en grasas su consumo se reduce al mínimo. Los alimentos que las contienen en mayor proporción son de origen animal, como la manteca (mantequilla), el tocino, el queso y también la grasa de la carne. Los aceites de coco y de palma son de origen vegetal pero también son saturados. Advertencia Las dietas bajas en grasas no son apropiadas para niños (que tienen altas ne-cesidades calóricas), a menos que estén obesos. Las mujeres gestantes y las lactantes deben consultar a su médico antes de someterse a cualquier dieta especial.