Crece en terrenos húmedos, especialmente en las quebradas de la cordillera andina, donde se le encuentra en abundancia.

De tres y más metros de altura, hojas de color verde, cubiertas de vello amarillento en su cara inferior, oblongas, lanceoladas y acuminadas. Las flores, de color anaranjado, están dispuestas en capítulos globulosos de una pulgada de diámetro.

Las ramas o cogollos en cocimiento o infusión -30 gramos por litro- se bebe por agua a pasto, para curar el catarro intestinal, las enfermedades del estómago, heridas, úlceras, ataques al hígado, las vías, urinarias y la vejiga.

Este mismo cocimiento se usa para curar las heridas externas y afecciones de la piel; espolvoreando sobre las mismas (después de lavadas) las hojas reducidas a polvo, cicatrizan más pronto. Las propiedades de esta planta son más o menos, las mismas que las del matico peruano.