DIETAS SIN SAL

La sal común es la principal fuente de sodio de nuestro organismo. Este mineral es indispensable para la salud, pero en los países occidentales la persona promedio ingiere demasiado; 12 g de sal al día (el requerimiento diario recomendable es de 5 g). Casi 70% de esta cantidad de sodio no está contenida en forma natural en los alimentos, sino que se les añade en los procesos de manufactura. Por ejemplo, el pan blanco y el integral, el queso, el extracto de levadura, las carnes frías, los cereales mixtos, las sopas, los aderezos y las verduras enlatadas, entre muchos otros, son alimentos muy salados o que contienen otros compuestos de sodio.

Saborizantes artificiales como el glutamato y el bicarbonato de sodio, el polvo de hornear y varios otros aditivos alimentarios agregan a la dieta promedio una cantidad considerable de dicho mineral.

Hay pruebas de que comer mucha sal se relaciona con la HIPERTENSIÓN en las personas propensas a ella. Es por esta razón que las dietas sin sal son aconsejables para quienes tienen tendencia a padecer TRASTORNOS CARDIACOS, presión arterial alta, TRASTORNOS CIRCULATORIOS o ENFERMEDADES RENALES.

Cabe aclarar que las "dietas sin sal" en realidad son dietas bajas en sal, pues la mayoría de los comestibles la contienen y resulta muy difícil eliminarla por completo de la alimentación diaria. La comida preparada sin sal proporciona todo el sodio que nuestro organismo necesita ; sin embargo, no es aconsejable seguir una dieta así sin la supervisión de un médico o un naturópata reconocido.