1. HIERBAS DE BRUJAS
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Acónito | Las brujas eran expertas en toda clase de hierbas. Con ellas y los más singulares elementos preparaban en su caldero ungüentos mágicos, pócimas curativas, eficaces venenos y filtros amorosos que guardaban en jarras y botellas. Depositarias de antiguos conocimientos transmitidos de unas a otras, las brujas de los más diversos rincones del mundo utilizaban los mismos elementos para fines semejantes. Hoy sospechamos que el vuelo nocturno y otras de sus visiones eran producidas por ciertas plantas alucinógenas que, mezcladas con grasa, penetraban por los poros de su piel, tras frotarla enérgicamente. Inquisidores y eruditos de la época han descrito la composición de estas unturas y el modo que tenían de administrárselas. Gracias a ellos, los investigadores modernos han identificado diversos elementos alucinógenos y varios narcóticos de extracción vegetal. Así sabemos que en algunas de sus combinaciones mezclaban belladona, beleño, adormidera, acónito, semilla de girasol, cannabis, cicuta, solano, amapola, digital, mandrágora, eléboro, etcétera.
En nuestros días la ciencia nos ha hecho observar que el aceite que se extrae del grano de estramonio si se aplica en las sienes provoca visiones que cabría pensar que se está asistiendo a una sesión de espiritismo. Las unturas mágicas cuya base era el acónito producían trastornos visuales, vértigos y alteraban los sentidos del gusto y del tacto. Cuando el mago quería ocasionar perturbaciones en los sentidos como la inteligencia utilizaba el aroma de belladona.
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Cólquico |
Para casos maravillosos el jugo del cáñamo indio que se aplicaba en forma de compresas sobre una llaga o sobre quemaduras lograba activar la inteligencia del sujeto y le servía también como afrodisíaco. Para provocar dolencias consideradas se servían de fricciones hechas con zumo de celidonia; también usaban la cicuta que producía ataques de rabia y de tétano y con el cólquico se producían éxtasis y visiones.
La mayoría de las plantas venenosas deben sus poderes a los alcaloides, sustancias que neutralizan ácidos y forman sales. Compuestas parcialmente por nitrógeno, obran en el organismo humano con inusitada energía y en función de las dosis deben considerarse venenos o medicinas. En este tipo de plantas, los pequeños detalles adquieren vital relevancia. El tomate, planta solanácea habitual en nuestra cocina, contiene solanina, glucoalcaloide tóxico incorporado a las partes verdes de la planta. Otro tanto ocurre con el tejo, venenoso todo el árbol a causa del alcaloide taxina que, sin embargo, no existe en la cubierta carnosa y comestible de su semilla. El aceite de ricino, de tan desagradable memoria, sería venenoso sin someterlo al calor que elimina la ricina.
2.- CASOS Y COSAS DE BRUJERÍA
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Mata de Belladona | Belladona, beleño, estramonio y mandrágora quizá sean las cuatro plantas poseedoras de mayor renombre y fama como tradicionales plantas venenosas y mágicas. No hubo brujo ni bruja de la Edad Media o en los turbulentos días de la Inquisición, que ignoraran alucinógenos de tan gran reputación. Para su desgracia, el uso y abuso de tales hierbas acabó acarreándoles la peor de las muertes en la hoguera, siendo su único delito el consumir las drogas fuertes de moda en aquel momento.
Estas plantas pertenecen a la familia de las solanáceas y han sido objeto de creencias, leyendas y fábulas de todo tipo, jugado un papel importante dentro de la cultura popular europea. Ya desde la antigüedad eran empleadas por los celtas, que las utilizaban en su “Filtro de Cirse” (compuesto por beleño, belladona y estramonio), o por los druidas y hechiceras en sus pociones "mágicas". También han estado muy emparentadas con la brujería y durante la Inquisición estaba prohibido su consumo. Tal vez este alto grado de difusión esté motivado por la germinación de estas plantas en cualquier lugar y clima.
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Flor de Belladona | Belladona (Atropa belladona) Desde el mes de mayo florece la belladona. De origen europeo, estuvo vinculada a la brujería y a múltiples historias de envenenamientos célebres. Fue utilizada en el antiguo Egipto como narcótico, luego por los sirios para "alejar los pensamientos tristes", pero se difunde su uso en secreto por las brujas de la Edad Media.
Atropa significa en griego "cruel o inexorable" aludiendo lógicamente a las mortíferas propiedades de la planta. Belladona se le puso porque las mujeres romanas tenían por costumbre tomar esta planta para dilatar las pupilas y así hacerse más deseables para los hombres. En efecto, la planta fue utilizada para embellecer a las damas ya que dilata las pupilas (contiene un alcaloide con este efecto) y como cosmético: el jugo del fruto enrojece la piel y se usaba para que las mejillas de las doncellas aparecieran encarnadas. Es una de las plantas que utilizaban las brujas en la Edad Media en sus Aquelarres y es extremadamente venenosa; no en vano se cuenta que está vigilada por el mismo Diablo todos los días del año salvo en la noche de Walpurgis en la que el demonio se dedica a ir, en compañía de las Parcas, puerta por puerta en busca de niños a los que devorar.
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Fruto de Belladona | Características de la planta La Belladona es una planta herbácea perenne de la familia de las Solanáceas, de hasta metro y medio de altura, de hojas grandes, desiguales, pilosas, de color verde oscuro y ovales que tienen 20 cm como máximo. Sus flores son pardas, color púrpura en los bordes y más claras en el resto, en forma de campana globosa y tienen un mal olor característico. Florece entre mayo y agosto y los frutos son bayas de dos celdas negras, brillantes y con numerosas semillas en su interior. La parte medicinal utilizada son las hojas frescas y la raíz. La planta crece en lugares sombreados y puede reproducirse mediante la siembra de las semillas o por esquejes.
El principio activo de la belladona es la atropina, aunque también presenta concentraciones menores de escopolamina. Estos alcaloides la convierten en una planta sumamente venenosa, capaz de provocar estados de coma o muerte, pero a pesar de ello, la planta es utilizada medicinalmente.
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Hojas y frutos de Belladona | Cómo usarla y qué efectos produce En la medicina herbolaria suelen prepararse cocimientos con las bayas y la raíz de la planta. En la medicina moderna la belladona se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas y en cápsulas o gotas de administración oral. En la terapéutica herbolaria, se aplica en caso de neuralgias, tos nerviosa, asma, convulsiones, epilepsia, constricciones espasmódicas y algunas enfermedades de los ojos. En la medicina moderna se utiliza para bloquear los impulsos de las terminaciones nerviosas previniendo las contracciones de los músculos involuntarios, a tal grado que difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos sin la ayuda de esta valiosa droga. La atropina se ha utilizado en conjunción con la levadopa para tratar la enfermedad de Parkinson. Se emplea también como diurético, sedativo, analgésico leve y antídoto contra la intoxicación por hongos que contengan alcaloides muscarínicos como el Amanita muscaria.
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos. Ocasionan sequedad de garganta y sed, siendo imposible tragar, se dilatan las pupilas y emborrona la vista, a la vez que aumenta el brillo de los ojos. Vértigos y desfallecimiento se unen a pulsaciones aceleradas. En casos graves hay pérdidas de sentido, delirio, coma y finalmente, muerte por parálisis respiratoria.
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Beleño negro | Beleño negro (Hyoscyamus niger) El nombre de beleño se relaciona estrechamente con toxicidad. Beleño fue sinónimo de veneno y embeleñar, es decir, adormecer a alguien mediante el uso de esta planta, equivalía a envenenar. No es ajeno a ello la sentencia: “Al que come beleño no le faltará el sueño”. Ciertamente las cualidades hipnóticas de esta planta son dignas de consideración ya que crea sensaciones de pérdida de peso, ligereza e ingravidez y se siente la realidad de volar por los aires. Se cuenta que en la Edad Media, los gitanos arrojaban semillas de beleño al fuego de los baños públicos con el fin de trasponer y robar las pertenencias a los bañistas, una vez que aquellas liberaran sus peligrosas sustancias. Los intoxicados por beleño se sumergen en estados narcóticos; estas virtudes son comunes al beleño blanco y al beleño negro. Hoy en día sus formas farmacéuticas son múltiples y los médicos lo usan en sus preparados asociándolo a otros medicamentos. El beleño, diabólico en su época, se ha reconciliado con su doloroso pasado dado al uso que hoy en día se le da en la medicina y en la farmacia.
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Beleño negro | Características de la planta El uso del beleño era conocido ya en los siglos V y VI. Los antiguos egipcios se valían del aceite de beleño para el alumbrado, sacando de las semillas un aceite para sus lámparas mágicas. También en Egipto sus habitantes utilizaban las hojas de una variedad de beleño no venenoso para dormir a los niños. Homero describió algunas bebidas mágicas cuyos efectos parecen indicar que el beleño era su principal ingrediente. Desde tiempos muy remotos se conoce la propiedad del beleño para mitigar el dolor y se empleaba para aliviar los sufrimientos de los sentenciados a tortura y muerte, ya que tiene la ventaja de que no sólo alivia el dolor sino que induce a un estado de completa inconciencia. Además, el zumo hervido de esta planta, forma una jalea blanca y brillante, que puede usarse en pintura y las hojas se utilizan para teñir la lana de color aceitunado.
La planta de beleño tiene un tallo cilíndrico y velloso, sus hojas son oblongas y de tono oscuro y sus flores de un color amarillo pálido. La raíz es fusiforme y el fruto es una baya con semillas grisáceas de olor penetrante que muchos califican de "nauseabundo". El principio activo del beleño es la hiosciamina, que tiene gran analogía con los alcaloides de las solanáceas. Tras la administración del beleño aumentan el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, las pupilas se dilatan y generalmente se observan somnolencia y resequedad bucal. La planta crece en muros, junto a viviendas humanas, en corrales, escombreras, estercoleros, al borde de los caminos y en zanjas.
Cómo usarla y qué efectos produce Tradicionalmente, con las hojas del beleño se preparan tés o decocciones. En usos rituales las bayas se utilizan aspirando el vapor que producen al quemarse. Entre sus componentes, la iosiamina y la hioscina en dosis bajas bloquean los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provocan una estimulación antes de la depresión.
De acuerdo a un libro que consigna remedios antiguos, el beleño negro se usa en casos de hipocondría, cólico de plomo, enajenación mental, epilepsia, neuralgias y convulsiones. Además, sus hojas frescas se aplican exteriormente en tumores y úlceras; mientras que ya secas, se recomienda fumarlas en forma de cigarrillos para las enfermedades del pecho. También se supone que hervidas con leche, calman los dolores reumáticos crónicos. En la medicina moderna los alcaloides del beleño tienen aplicaciones similares a las de la atropina y otras especializadas como el tratamiento preventivo en casos de asma bronquial y para reducir la secreción excesiva del tracto respiratorio durante la anestesia por inhalación.
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Estramonio | Estramonio (Datura estramonium) Una de las plantas más interesantes en el tema de la brujería es el Estramonio. Su fama es tan antigua como grande y este vegetal ha obrado muchos prodigios mágicos. El estramonio, conocido también como Manzana espinosa, higuera del infierno, higuera loca, berenjena del diablo, flor de trompeta o hierba de los brujos, es una planta a la que sus efectos fisiológicos le valieron toda esta serie de nombres. Los brujos de la Edad Media la empleaban con sus clientes cuando deseaban eliminar de estos el recuerdo de ciertos hechos, además eliminaba la hiperquinesia, hasta ese momento conocida como movimiento perpetuo. Cuenta la leyenda que los brujos hacían absorber filtros cuya base era el estramonio a personas de las que querían vengarse, también cuenta que se daba para alegrar a seres acongojados o tristes o para ofrecer a los amigos ilusiones consoladoras. Dichas propiedades fueron bien estudiadas así como también sus especies, que poseen propiedades tóxicas y medicamentosas, propiedades que varían en intensidad según el calor de los climas y las influencias de las tierras en que vegetan.
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Estramonio | Características de la planta El estramonio es una solanácea midriática (dilata la pupila produciendo trastornos en la visión) originaria de América. Se trata de una hierba anual pero muy robusta y ramificada que mide entre 30 cm. y 1 metro de altura y toda ella desprende un olor acre y desagradable. Sus tallos son ramificados y las hojas grandes, anchas, puntiagudas, lobuladas, dentadas y pecioladas de contorno más o menos ovado. El periodo de floración aproximado es de mayo a noviembre y sus flores, solitarias, nacen de la axila de las hojas y son grandes y de color blanquecino, con forma de embudo. En verano surte los frutos, grandes cápsulas ovoides erizadas de púas verdes y abrideras por arriba en cuatro rendijas. En su interior maduran las semillas con forma de riñón y de color marrón oscuro.
El estramonio surge ocasionalmente, con lo que no es fácil dar con esta planta y se distribuye por toda la Península ya que no es una planta muy exigente en cuanto al suelo. Crece en terrenos baldíos que tengan un mínimo de humedad; apareciendo preferentemente en bordes de caminos, cultivos más o menos abandonados y lugares nitrificados tales como escombreras y estercoleros. La L-hioscimina es el principal alcaloide distribuido por toda la planta. También posee cantidades menores de escopolamina, atropina y daturina. Su principio activo es la daturina, un alcaloide extraído de dicha planta. El estramonio es una fuente de alcaloides de gran aplicación en la industria farmacéutica, sobre todo por su enérgica acción sobre el sistema nervioso.
Cómo usarla y qué efectos produce Del estramonio se usan las hojas, flores, tallo y semillas. Las hojas, los tallos y las semillas son pulverizadas en infusión principalmente. También se usa en cremas y ungüentos y otra forma de prepararlo es por cocción. La planta era usada tradicionalmente como embriagante, chamánica y con fines adivinatorios y medicinales. La atropina y la hiosciamina tienen un efecto parasimpaticolítico: antiespasmódico, antiasmático, midriático, cardioacelerador y eleva de forma moderada la tensión arterial. Disminuye el peristaltismo gastrointestinal, produce una parálisis de los uréteres y disminuye la secreción gástrica, pancreática, sudoral y salivar, por ello la intensa sequedad de boca y garganta, la piel se reseca, la cara se hincha y enrojece, con cianosis. Luego hay un período de excitación nerviosa, con temblores, agitaciones, delirios, embriaguez atropínica. La sensibilidad se embota y sobreviene la parálisis. Pulso y respiración se debilitan, se produce pérdida de conocimiento y se entra en coma pudiendo llegar a la muerte en pocas horas. La atropina es un broncodilatador y un analgésico local. La escopolamina, alcaloide más abundante en el estramonio, posee acción sedante sobre el sistema nervioso central, considerándose como antiparkinsoniano. Se usó también como antiespasmódico y como analgésico local y con las hojas se preparaban cigarrillos para el asma. En algunos países se usan las semillas como droga alucinógena, controlado su uso por chamanes en un ámbito espiritual y bajo controles rigurosos. Toda la planta es tóxica, con acción similar, pero más violenta, que la belladona. En bajas dosis la intoxicación cursa con somnolencia, alteraciones de la visión, pérdida de la sensibilidad. A dosis mayores: dolores cólicos, midriasis extrema, alucinaciones, delirio y vértigos. Además de esto, si se sale de la crisis, advierten los psiquiatras que una vez abierta la puerta de acceso a la esquizofrenia ya no se cierra.
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Raíz de mandrágora | Mandrágora (M. autumnalis) De todas las plantas esotéricas, la mandrágora es la que arroja más leyenda y superstición, comprensiblemente por lo antropomorfo de su raíz, en la que hallaron muchas figuras similares a las humanas. Llegó a creerse que la mandrágora se adueñaba de quienes llegaban hasta ella, bastando el simple contacto para morir. Recolectar la raíz exigía desenterrarla casi por entero y atarla a continuación a un perro que tirara de ella, lo que acarreaba la irremisible muerte del animal, de manera que la planta, de esta manera, se “conformaba” y perdía su peligrosidad.
La composición química de la mandrágora resulta muy compleja y contiene principios activos que son comunes a otras plantas de la familia de las solanáceas. Absorbidos éstos por la piel, sobre la que se aplicaba como una simple crema, suscitaban alucinaciones que poseían enorme realismo.
Características de la planta También conocida como manzana de Satán, Uva de Moro, Berenjenilla, manzana del amor o planta de Circe, la mandrágora es desde antiguo una planta afrodisíaca y estimulante de la fertilidad. Este vegetal ejerció una notable influencia en Europa durante el medievo, los campesinos de aquellos tiempos le tenían horror porque creían que poseía ciertas características humanas y en los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito.
La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado". La mandrágora posee una gran raíz parda que se extiende hasta 1 metro por debajo del suelo. La raíz es gruesa y a menudo dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco. Tiene un corto tallo rematado por hojas ovales, sus hojas son de un tono verde oscuro y sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura. Los frutos son bayas coloreadas de naranja, parecidos a una manzana pequeña y exhala un olor fétido. Es una planta acaule con una roseta de hojas enteras o dentadas del centro de la cual salen las flores, largamente penduladas.
El principio activo de la mandrágora es la atropina, aunque también contiene cantidades menores de escopolamina. Otros alcaloides que podemos encontrar en esta planta son la hiosciamina, la atropina y la mandragorina. La raíz es la única parte de la planta que tiene efectos prodigiosos y es sumamente venenosa si se administra en cierta cantidad, pero en pequeñas dosis se ha utilizado por sus reales virtudes calmantes e hipnóticas. La mandrágora es bastante tóxica, pero su escasez y la dificultad que existe para cultivarla han hecho que los casos provocados por su envenenamiento sean muy raros. Crece en amplias zonas mediterráneas; en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra, en lugares rocosos y abandonados, generalmente inundados durante el otoño.
Cómo usarla y qué efectos produce Con fines medicinales se recogen las raíces, que se secan al aire y se muelen. La raíz de mandrágora se clasifica dentro de grupo de hierbas anodinas (hierbas que calman el dolor) por sus propiedades narcóticas y soporíferas y se utiliza para tratar dolores reumáticos. La mandrágora tiene propiedades eméticas y laxantes y externamente tiene propiedades antiinfecciosas. Se administra en forma oral y como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión.
En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.
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