Originaria de Europa Meridional, Asia Central, este y sur de Africa.  En América se propagó en el siglo pasado. Es una planta de raíces fibrosas, semi profundizadora, abundantemente ramificadas, que sustentan numerosos tallos formados por una caña hueca, nudosa, que en favorables condiciones alcanza los dos metros de altura. Las láminas de las hojas son planas. La inflorescencia es una panoja suelta y abierta, con espiguillas, por lo general, de dos flores pequeñas. Los granos son alargados, oblongos o cilíndricos, de consistencia harinosa y color muy blanco a amarillo.

En uso interno es útil como tónico reconstituyente, antidepresivo, estimulante estrogénico de la tiroides y diurético. Además, se trata de una planta con acción importante sobre el sistema nervioso. Es una planta emoliente y refrescante en uso externo, por lo que será muy útil en afecciones de la piel (dermatitis y herpes). El salvado de avena ayuda a reducir los niveles del colesterol en la sangre. Se recomienda en estado de debilidad general, falta de apetito, falta de concentración, decaimiento, convalecencia , ansiedad, insomnio, depresión, oliguria, estreñimiento, y cálculo renal.

La avena se cultiva bajo condiciones similares a las del trigo. Debido a su mayor desarrollo radicular, es menos exigente en suelo que el trigo. Para la producción de grano, la avena debe sembrarse en otoño, pero la fecha más apropiada depende de la zona y de las condiciones climáticas que predominen en ella. La siembra puede efectuarse en forma tradicionales (mecanizada), o al voleo. La dosis de semilla es de 160 U ha-1 para doble propósito, es decir, usar el follaje y el grano. Se fertiliza con 150 U nitrógeno ha-1 y 100 U fósforo ha-1. Se cosecha tan pronto el grano haya completado su maduración, lo que se reconoce por su dureza.