Puede dar masaje a su cónyuge, sus familiares o sus amigos. Sirve para las abuelas, los bebés y los animales regalones; para los que ama, y, si tiene el valor suficiente, para los que detesta: para cualquier persona con la que se siente capaz de compartir un acto físico de solicitud. Al revés de lo que se cree, el masaje es un arte curativo y no una técnica sexual avanzada. Sin que esto último deje de ser una de las muchas posibilidades que ofrece. El fondo profundo del masaje reside en su forma singular de establecer una comunicación sin palabras. En sí mismo, esto no es del todo extraño; a menudo, tocando o abrazando a los que nos rodean, por ejemplo, les hacemos saber que simpatizamos o que sufrimos con ellos, o que apreciamos y respetamos lo que valen. Sin embargo, el masaje puede trasmitir este mensaje en una frecuencia nueva y diferente.
La persona que lo recibe participa de una experiencia física y mental difícil de describir: como si penetrara en un recinto misterioso que hasta el momento se hallaba cerrado y oculto; una región cuya existencia es probablemente conocida sólo por aquellos que practican alguna forma de meditación. Este estado, en sí mismo, es un don. Sin embargo, el que da el masaje no debe necesariamente detenerse ahí, pues mientras mejor pueda sintonizar con la agudizada conciencia de sí del sujeto, mejor podrá trasmitirle algo de su propio ser interior y de su experiencia. El más ligero contacto se convierte en una forma de comunicación: como deslizar una pluma delicada sobre un papel sensible. La confianza, la empatía y el respeto, para no mencionar una sensación de pura y mutua existencia física, pueden ser expresados con una plenitud jamás igualada por las palabras. El masaje es algo esencialmente simple. Nos hace más plenos, más nosotros mismos.
Las manos tienen el poder de transmitir esta posibilidad a otros. Aprenda a confiar en él y pronto descubrirá mejor que nadie cuál es el sentido profundo del masaje.
Uso de Aceites y Polvos La única manera eficaz de dar masajes es utilizando aceite. Las manos no pueden presionar y al mismo tiempo moverse suavemente sobre la superficie de la piel sin algún tipo de agente lubricante. El aceite cumple esta función mejor que ninguna otra sustancia. El aceite mineral y el vegetal son los utilizados con mayor frecuencia. En cuanto a la lubricación que proporcionan, ambos son igualmente satisfactorios. El mineral es el más usado en los estudios profesionales porque es más barato. Personalmente, me inclino mucho más por el vegetal.
Masajes Sobre la Mesa Reducirá algunos movimientos incómodos como doblar la espalda o trabajar inclinado, y ésta es su mayor ventaja. Es decir, si va a dar un masaje largo, tiene menos posibilidades de cansarse. También le permite, con mayor facilidad, cambiar de posición respecto de la persona que está recibiendo el masaje -de la cabeza a las piernas, de un lado a otro, etc.- sin interrumpir la continuidad. Por último, pone ciertas partes del cuerpo más al alcance de sus manos (las plantas de los pies, por ejemplo).
Si se encuentra con que está dando masajes con frecuencia, tarde o temprano necesitará una mesa. En cuyo caso tiene tres alternativas: puede descubrir que una mesa que ya tenía le presta, con pocas modificaciones, el servicio deseado; puede comprar una, o puede construirla usted mismo.