Tónico y reconstítuyente

Desde tiempos inmemoriales se ha considerado al enebro como una panacea, y sus bayas (las nebrinas) figuran entre los diuréticos y depurativos conocidos desde épocas remotas.

Hipócrates hacía quemar ramas de enebro en las plazas públicas de Atenas para proteger la ciudad del cólera; lo cual se dice que fue tan efectivo que en los hospitales de París se hizo lo mismo para evitar se extendiese la epidemia de viruela de 1870.

Catón, en su De re rustica, dice que el vino preparado con las nebrinas es excelente para provocar la orina; y Plinio afirma que «el grano es bueno en los dolores de pecho, de estómago y del costado; disipa las hinchazones y el frío; madura la tos y su dureza; como tópico, detiene el progreso de los tumores; bebido en forma de vino estriñe el vientre; figura entre los antídotos y los digestivos y es diurético». Pero además, cuenta que Aníbal ordenó construir las vigas del templo de Diana en madera de enebro, pues dicha madera tenía la reputación de durar indefinidamente.

Dioscórides recoge todas estas propiedades, lo mismo que Laguna, y ambos autores citan, además, los efectos de su resina y la existencia de dos variedades, la común y la enana; y tras ellos, Mattioli, Tragus, Fuchs y muchos otros han alabado también el enebro y sus cualidades.

Es el Juniperus communis, de la familia de las Cupresáceas.

Enebriza, enebro real, enebro junípero (español); ginebre, ginebró (catalán); genévrier (francés); junniper berries (inglés); Wachholder (alemán); ginepro (italiano); Zimbro (portugués).

La planta

El enebro es un arbusto siempre verde que puede alcanzar más de 6 metros de altura cuando las condiciones le son favorables, y se cría en casi todos los montes españoles.

Se distingue de las demás especies de cupresáceas por sus hojas extraordinariamente estrechas, largas, ásperas y punzantes, de color azulado y casi siempre en grupos de a tres, que se distinguen de las del oxicedro (su pariente más cercano) por poseer en el haz una sola banda blanquecina, mientras que las del oxicedro presentan dos, separadas entre sí por una línea verde.

Existen enebros masculinos y femeninos, que se distinguen por sus flores compuestas de pequeñas escamas verdosas y poco llamativas: las masculinas son amarillentas, mientras que las femeninas son verdosas; sólo fructifican las femeninas, dando unas bayas globulosas el tamaño de un guisante que permanecen verdes dos años antes de alcanzar la madurez, en cuyo estado son negras, aunque las cubre una pruina azulada que las hace aparecer como de un tono violeta azulado oscuro; esta cutícula envolvente desaparece con sólo tocar las bayas.

Todas las partes del enebro son activas, pero lo más empleado son las bayas que deben recolectarse en otoño, de septiembre a octubre, procurando elegir las que estén muy maduras. Pueden usarse frescas o desecadas, y el secado debe hacerse en capas muy delgadas y removiéndolas con frecuencia. Una vez secas, se guardan en frascos bien cerrados.

Hábitat

Tiene pocas necesidades específicas, y su resistencia al frío y sus facultades de adaptación le han permitido expandirse por casi todo el mundo; sin embargo, prefiere los terrenos calcáreos.

En Europa se le encuentra por todas partes, pero también en América del Norte, Asia y el norte de África.

Principios activos

Sus principales constituyentes son la juniperina y un aceite esencial que contiene borneol, isoborneol, cadineno, pineno, camfeno, terpineol, alcohol terpénico, albúmina y azúcar.

Efectos

Tal y como preconizaban los antiguos, el enebro es ideal en el tratamiento de muchas enfermedades, y especialmente en los trastornos digestivos, la falta de apetito, la fatiga general, la anemia, las afecciones cutáneas debidas a la mala calidad de la sangre, los problemas urinarios, los cálculos y arenillas renales, la gota y el reumatismo. Además, se usa como antiséptico pulmonar en resfriados y bronquitis. También es eficaz en la arteriosclerosis, la diabetes y las menstruaciones dolorosas.

Preparaciones

Se usan las bayas frescas, la infusión, la decocción, la tintura, el aceite y el vino.

Bayas frescas

El abate Kneipp recomendaba un tratamiento del reumatismo consistente en consumir nebrinas frescas, cuatro de ellas el primer día, e ir aumentando la dosis a razón de una nebrina cada día hasta llegar a las 15; luego, ir disminuyendo una por día hasta llegar a una, con lo que finaliza el tratamiento.

Como antidiabéticas, se trituran cada día una decena de nebrinas y se toman con agua durante quince días al mes.

Infusión

En un litro de agua hirviendo se echan 15-30 gramos de nebri trituradas. Se apaga el fuego y se deja reposar 10 minutos. Se filtra el líquido y se toman tres o cuatro vasitos al día, entre [as comidas.

Es excelente como tónica, estimulante y diurética. Su uso está indicado, consecuentemente, en la debilidad de estómago, [a falta de energías, anemias y convalecencias

Decocción

Se toman 250 gramos de ramas tiernas o 100 gramos de nebrinas machacadas y se hierven durante dos horas en dos litros de agua. Se cuela el líquido, se exprimen los residuos y se juntan os líquidos obtenidos, los cuales pueden usarse añadiéndolos al agua de baño o para impregnar compresas.

Esta decocción es muy útil en todas las formas de reumatismo, y de modo especial en las musculares, el lumbago y la ciática. También es una excelente loción capilar y puede aplicarse al lavado de llagas y úlceras.

Tintura

Se prepara dejando macerar 100 gramos de nebrinas frescas y machacadas en medio litro de alcobol de 60°. El recipiente deberá guardarse en sitio fresco y removerse a diario. A los ocho días se cuela, se exprimen los residuos, se juntan los líquidos obtenidos y se filtra.

Esta tintura puede usarse internamente tomando 15-20 gotas al día, ya sea en un terrón de azúcar o en medio vaso de agua.

En uso externo es eficaz para fricciones en el reumatismo, el lumbago, la ciática, las hinchazones dolorosas, las neuralgias y los cansancios excesivos, aun cuando puede sustituirse por el aceite.

Aceite

Se dejan macerar durante 15-20 días 100 gramos de nebrinas en medio litro de aceite de oliva, y se procede exactamente igual que con la tintura.

Vino

Se dejan macerar durante ocbo días 50 gramos de nebrinas fresas y machacadas en un libro de buen vino blanco. Por lo demás ;e procede como en los casos anteriores. Se pueden añadir 50 gramos de azúcar o si se desea, endulzarlo luego; se toman dos o tres vasitos al día, entre las comidas. Es aperitivo, tónico y diurético.

Sus efectos se ven incrementados si se añaden a esta receta 10 gramos de ajenjo.

Observaciones

El enebro está contraindicado si se padece una inflamación aguda renal y, en consecuencia, su uso abusivo o prolongado no es recomendable a quienes poseen fragilidad renal, pues puede producir orina sanguinolenta.