Magia Blanca
Para el hombre moderno, el mum ose presenta como un conglomerado de átomos y sensaciones. Conceptos como el alma y la reencarnación, aunque puedan resultar muy importantes y necesarios para explicar la vida y el comportamiento del ser humano, no entran en el juego de las explicaciones, pues no son verificables por los sentidos ni comprobados en el laboratorio.
Los antiguos filósofos, sin embargo daban por sentado que estamos constituidos por cuerpo y alma y que la energía suprema nos alimenta y permitela vida en todas sus manifestaciones. Por muy invisible que sea el alma, es indispensable e inmortal, pues sin el alma no podría existir la vida en el hombre y en la naturaleza, el cuerpo viene a ser un vehículo para el alma, através del cual se desplaza, aprende y evoluciona manifestándose en el plano mas denso de la materia. Los filósofos siempre se debatieron, rodeados de los grandes misterios de la vida y la muerte, preocupándose verdaderamente, para comprender y conciliar el hecho de que el alma siendo puro espíritu, encarne en un cuerpo material denso.
Estamos viviendo, una etapa muy difícil de la humanidad, en la cual el ser humano, esta en grave peligro tanto en lo físico, material mundano como en lo espiritual. Físicamente el hombre moderno esta bajo grandes presiones sociales, económicas y existenciales.
Socialmente el hombre esta en una guerra violenta, contra su prójimo, se ha incrementado la violencia en el mundo entero, crean do caos, inseguridad y muerte.
Toda esta situación junto con la presión económica, de grandes necesidades para lograr mantenerse y mantener a sus familias y darles lo mínimo necesario para subsistir en esta jungla rabiosa en que se ha convertido el mundo.
El hombre moderno quiere saber, conocer y estar en búsqueda de sus raíces cósmicas va en busca de su esencia trascendental divina, ya no se conforma con las enseñanzas secundarias de antaño, pues esta vacío y debe de llenarlo con luz de conocimiento. El hombre actual anda en busca de la luz divina, para que lo ilumine en el oscuro camino por el cual transita, sin ver ni entender la finalidad de la vida.
La evolución espiritual es una ley cósmica de la cual no se puede escapar y toda la creación esta regida por ella. Pero así como existen seres que evolucionan hacia la luz o sea hacía el bien, existen seres que están evolucionando hacía la oscuridad o sea hacia el mal.
Visto desde una óptica racionalista, podríamos decir que mágico es todo aquello que altera de forma notoria la realidad sin que podamos comprender qué o quién ha materializado el cambio. Para una persona nacida hace tres siglos, la mayor parte de nuestra tecnología sería algo mágico, y aunque le explicáramos con detalle su funcionamiento, seguramente continuaría mirando los coches, el cine o los ordenadores con ese temor reverencia¡ que el hombre siempre ha sentido hacia lo que no se puede explicar.
Intentamos acercar la magia al lector mostrando los principios de su operatividad y las herramientas que en cada caso se deben utilizar. Los rituales aquí explicados son, en su mayor parte, tradiciones de distintos lugares y épocas. Para que estos rituales tengan efecto, conviene comprender que la posibilidad de la magia se inicia cuando en el interior dei invocador se mueven ciertas energías y se producen determinados cambios.
- El ingrediente imprescindible es la fe.
Si creemos en lo que hacemos, si para llevarlo a cabo partimos de nuestra verdad interior y la fuerza que nos impulsa a concretarlo es una voluntad sólida, cualquier deseo podrá hacerse realidad, ya sea de la manera que hemos esperado o de una forma extraña, como jamás hubiéramos podido imaginar.
La verdad interior es un ingrediente imprescindible en cualquier práctica mágica: es vital saber qué es, en realidad, lo que deseamos. Todo el mundo es capaz de engañarse en cuanto a sus objetivos y deseos; la prueba está en que a veces perseguimos un sueño y, poco después de haberlo alcanzado, cuando ya nos hemos convertido en su dueño, éste se diluye, se transforma en algo que para nosotros ya no tiene valor alguno.
Si los deseos no están claros y no parten del auténtico centro de nuestro espíritu, estaremos engañándonos a nosotros mismos y a las fuerzas a las que invocamos en cada ritual. Obviamente, en este caso el rito que celebremos no servirá para nada o, en el peor de los casos, podría dar resultado y concedernos un deseo que, en realidad, nunca hemos querido que se cumpliese.
Pongamos como ejemplo el caso de una persona que desea convertirse en médico: estudia durante seis largos años, termina su carrera, instala el consultorio y, al poco tiempo de ejercer su profesión, empieza a ver que no le gusta estar en permanente contacto con la enfermedad, que atender a cada paciente le cuesta un tremendo esfuerzo y que no es en absoluto feliz ejerciendo la profesión que ha elegido. Es entonces cuando comienza a comprender que lo que en verdad deseaba era que sus padres se sintieran orgullosos de él, pagarles con su licenciatura los desvelos, las preocupaciones y el afecto que le habían brindado durante toda su vida. De haber reconocido a tiempo cuál era su verdadero deseo, podría haber buscado otras vías para satisfacerlo.
La Magia Blanca parte de la buena intención. Como hasta en el interior del hombre más limpio de espíritu también residen impurezas, es decir, egoísmo, rencores, ambición desmedida, sus efectos son siempre más lentos, más sutiles, pero también más duraderos que los de otros tipos de magia. Es por eso que no necesita mostrarse, que no requiere ningún resultado espectacular ni vistoso. Para quien se sabe seguro de lo que está haciendo, las demostraciones sobran.
La Magia Blanca opera de la misma forma en que lo hace el hombre cuando está limpio en el deseo y la intención; cuando conoce lo que es y lo que quiere, cuando está seguro de cada uno de sus pasos. Conseguir plenamente ese estado interior es una tarea difícil: a veces, la obra de una vida; sin embargo, el camino es extremadamente sencillo: basta con proponérselo.
La práctica de los rituales que aquí detallamos, ejecutados desde un estado de humildad y búsqueda de la verdad interior, nos acercará a ese maravilloso lugar que se esconde en el fondo de nosotros mismos donde la sinceridad, la pureza de espíritu, la seguridad y la limpieza de intenciones conforman aquello que llamamos nuestro ser bondadoso.
Este camino es, en sí mismo, útil y enriquecedor, ya que los requisitos de humildad, generosidad e introspección necesarios para hacer las diferentes ceremonias modelan el espíritu y nos ayudan a mejorar. Practicado con la disposición de ánimo adecuada, puede constituir una ayuda inapreciable.
En esencia, es posible ver en la Magia Blanca tanto una práctica como un modo de vida. El sentimiento mágico puede convertirse en una herramienta útil y eficaz a la hora de enfrentarnos a las adversidades.
En cuanto se comprende que la propia voluntad es tan valiosa y potente como la de cualquier fuerza que se le oponga, el ser humano tiene la capacidad de modificar su entorno. Asimilando que hasta los gestos más sencillos afectan a lo que nos rodea de forma severa, se entiende también que todo lo que sucede en la tierra es un solo movimiento de que nosotros tomamos parte, que no hay nada aislado y que todo cuanto hacemos provoca movimiento en un lugar u otro. Este concepto, que ha sido tan claro para muchas religiones, es lo que en física moderna se denomina «efecto mariposa» debido a su conocida descripción que dice: «Una mariposa bate sus alas en Nueva York y, como consecuencia, se produce un tornado en Japón». Hoy los científicos aceptan que el más pequeño cambio puede producir un efecto que, multiplicado, da origen a alteraciones sorprendentemente grandes, concepto que han conocido y utilizado los auténticos magos de todos los tiempos.
Es importante comprender que lo que dirige el camino de ese movimiento iniciado por la magia es la intención. Si ésta es buena y el deseo es puro, nuestras acciones y los pequeños rituales que practicamos diariamente sin saberlo llevarán al buen desarrollo de cualquier acción que emprendamos. La magia es imagen, metáfora y símbolo; damos y se nos devuelve; de una forma u otra, antes o después. Pero lo que recibimos a cambio de nuestras acciones no siempre es comprensible a los ojos de la razón, porque la magia está cargada de significados ocultos que nos indican un camino. Esos significados solamente son comprensibles, en ocasiones, desde el sentimiento o la emoción.
Los ritos son luces en la vía de la purificación interior, pero esta vía la debemos recorrer nosotros. En esencia no es necesario que ninguna práctica ritual ilumine nuestros pasos, pero la Magia Blanca es una ayuda positiva y didáctica que nos facilitará ese camino y nos ayudará a encontrar la luz que, por nosotros mismos, somos incapaces de ver.
Recordemos que a la hora de resolver un problema se deben aplicar primero la sabiduría y el sentido común. Es muy fácil caer en la trampa de practicar rituales para cada dificultad que se nos plantee, para cada capricho que se nos pase por la cabeza; pero esto es perjudicial y sólo servirá para que perdamos contacto con la realidad.
Lo fundamental es saber cuándo será bueno practicar un ritual y cuándo no; tener la suficiente sabiduría para combinar los ritos con el trabajo exterior orientado hacia lo que deseamos. Por ejemplo, si tenemos la intención de mejorar el rendimiento de nuestro negocio, practicar una ceremonia mágica con esa finalidad y sentarnos a esperar los resultados en lugar de trabajar duramente para conseguir mayores beneficios, no sólo servirá de muy poco, sino que, peor aún, podría acarrear serios perjuicios. De ahí que sea imprescindible que nuestro deseo sea puro y que estemos dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios, porque la tarea externa sumada al trabajo interior que los ritos requieren es lo que propiciará los beneficios esperados y nos hará avanzar en la dirección que sea más adecuada.
La fuerza interior, la coherencia, la solidez y el crecimiento espiritual requieren que pongamos mucho de nuestra parte, pero la gratificación que se obtiene a través de ello está más que justificada.
- El significado es el resultado
La Magia Blanca tiene una raíz absolutamente simbólica en la que todo lo que hacemos alberga múltiples significados. Su buen funcionamiento depende por entero del claro entendimiento de los símbolos utilizados, ya que sin esta comprensión los rituales carecen de significado y, por esta razón, no producirán los resultados esperados. En la medida en que asimilamos qué significa cada movimiento, cada paso, la magia se vuelve más efectiva, enriquecedora e instructiva.
La Magia Blanca puede ser entendida de una forma académica y racional, de igual modo que estudiando mecánica, podemos comprender los principios que hacen que un coche funcione, aunque estos conocimientos no garanticen en absoluto que sepamos realmente conducirlo.
Para que la magia opere según queremos y, además, nos enriquezca interiormente, no sólo es necesario seguir los ritos explicados paso a paso; su operatividad sólo puede garantizarse cuando el oficiante llega a interiorizarlos, a comprender cada uno de los gestos que realiza no con la razón, sino de manera intuitiva y emocional.