Fitomedicina Medicina Naturista Dr. Jorge Alonso
QUÉ ES LA FITOMEDICINA
El uso de plantas medicinales en salud humana es conocido con el nombre de Fitoterapia. Este término fue acuñado por el médico francés Henri Leclerc a principios de siglo XX, siendo un neologismo formado a partir de dos vocablos griegos: phytón (planta) y therapeía (tratamiento). Actualmente la Fitoterapia se define como la ciencia que estudia la utilización de los productos de origen vegetal con finalidad terapéutica, ya sea para prevenir, para atenuar o para curar un estado patológico.
Gran parte de la Fitoterapia se ha basado a lo largo de centurias en el conocimiento empírico proveniente del conocimiento popular y saberes ancestrales de diferentes etnias o civilizaciones antiguas. Más allá que este conocimiento ancestral es el que permitió a la industria farmacéutica desarrollar gran cantidad de drogas o fármacos, algunos le achacan que como ciencia no puede basarse únicamente en un saber ancestral.
Es por eso que la Fitoterapia tuvo que aggionarse a esta situación, para dar validez científica a sus postulados. De ahí que inició un largo derrotero para validar científicamente cada uso empírico que se le atribuía. Fue así que comenzaron a hacerse rigurosos estudios en animales, ensayos clínicos, estudios toxicológicos, cuantificación de principios activos y demás, que dieron origen así a otro término: la Fitomedicina.
De este modo la Fitomedicina establece un paso superior en términos de jerarquía a la Fitoterapia convencional, permitiendo validar con lenguaje científico cada uno de los atributos de las plantas medicinales, que otrora se sustentaban únicamente en su uso tradicional. Es así que la Fitomedicina proporciona remedios para la población con todos los rigores de la medicina basada en la evidencia, brindando al paciente Seguridad, Eficacia y Calidad, tres conceptos que rigen la actual terapéutica del siglo XXI inherente a cualquier remedios convencional.
» ¿La Fitomedicina se aplica únicamente en dolencias de menor calibre, o enfermedades de poca relevancia
La Fitomedicina da cobertura tanto a enfermedades triviales o suaves, así como a patologías de extrema importancia, como el cáncer. En este sentido, de las diez drogas más importantes para el tratamiento de cáncer, cinco provienen del reino vegetal. En un apretado resumen podría decirse que la Fitomedicina brinda mejor cobertura a las enfermedades crónicas, en cambio los productos químicos pueden ser más útiles en procesos agudos.
Entre las enfermedades que cuenta con muy buena respuesta a la Fitomedicina cuentan: artrosis, artritis reumatoidea, cáncer, depresión, infecciones urinarias, psoriasis, acné, colon irritable, fibromialgia, obesidad, várices, enfermedades del hígado, bronquitis, asma, trastornos prostáticos, hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, etc.
Dieta para COLESTEROL ELEVADO
Tanto el exceso de colesterol, como el de triglicéridos, constituyen en la actualidad uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Las malas dietas (grasas, frituras, alcohol, escasez de fibras), la pobre actividad física, el estrés, el tabaco y cierta predisposición genética o familiar, son considerados como los principales factores incidentes.
Los niveles normales de colesterol aceptados son los siguientes:
Colesterol total:
Normal < 200 mg/dl
Normal-alto: de 200 a 240 mg/dl
Alto: > de 240 mg/dl
Colesterol LDL (vulgarmente “mal colesterol”)
Normal: < de 100 mg/dl
Normal-alto: de 100 a 160 mg/dl
Alto: >160 mg/dl
Alimentos indicados:
Fibras, principalmente solubles las cuales se hallan en el salvado de avena, verduras, frutas, legumbres, semillas. También son útiles las fibras insolubles presentes en verduras de hoja, salvado de trigo.
Plantas tales como el ajo (consumir los dientes frescos o cocidos, o en comprimidos), cebolla, alcachofa, hojas de olivo en infusión, mirra, té verde, garcinia, algas marinas, isoflavonas de la soja, lecitina de soja, el hongo shiitake, cúrcuma.
Frutas cítricas como el pomelo, limón, etc.
Frutas secas: por su riqueza en aceites del tipo Omega 3: nueces, almendras, avellanas, pistachos. La dosis diaria es el volumen de lo que ocupan dispuestos pelados en la palma de la mano.
Pescados de mar frío. También ricos en aceites Omega: salmón, arenque, caballa, atún, sardinas, anchoas.
Semillas: avena, chía, girasol, amaranto, quinua, lino. Preferentemente molidas, a razón de una cucharadita de té de cada una, a mezclar en agua, yogurt descremado, o jugos.
Vegetales y legumbres: la mayoría en general.
Fitoesteroles: Este grupo de compuestos (clasificados como alimentos funcionales) los hallará en aceites vegetales, principalmente los de soja, girasol y oliva. Una cucharada diaria de los mismos, puede dar buenos resultados. También hallamos fitoesteroles en las semillas de sésamo, avellanas, espárragos, pepinos, cebollas, rábanos, apio y jengibre (entre otros).
En Estados Unidos (el país con mayores tasas de lípidos elevados) se han realizado desarrollos de alimentos que contienen fitoesteroles, demostrándose tras su consumo efectos hipocolesterolemiantes por medio de protocolos clínicos controlados. También se han desarrollado en Europa y en algunos países Latinoamericanos, bebidas, jugos, leches, yogurt y pan a los que se ha adicionado fitoesteroles.
Alimentos restringidos:
Lácteos cremosos (leche, yogurt y quesos). Procure conseguir desgrasados.
De consumir huevo no sobrepase de dos diarios.
Evitar manteca, grasas saturadas, aceites fritados, cortes grasos de carnes rojas, pollo con la piel, aceites hidrogenados (pueden estar presentes en galletas también), mayonesa, dulces en general (el exceso se convierte en grasa en el cuerpo), facturas, bollería, chacinados, alcohol.
Tenga en cuenta:
Evite el alcohol y el estrés.
Evite el sedentarismo, y comienza gradualmente con la actividad física.
El cigarrillo contribuye a elevar los niveles de colesterol “malo” en el organismo