DISENTERÍA
La disentería es una infección intestinal cuyo principal síntoma es una DIARREA muy abundante. Hay dos formas de esta enfermedad. la bacteriana y la amebiana, causadas ambas por mala higiene, comer alimentos infectados y beber agua contaminada.
Otros síntomas de disentería son FIEBRE, evacuaciones frecuentes (hasta 20 veces al día en el caso de los niños), dolor de estómago, GASES INTESTINALES y vómito. Tanto los médicos como los terapeutas heterodoxos consideran que para prevenir este trastorno es indispensable mantener una higiene personal escrupulosa (sobre todo lavarse siempre las manos después de usar el baño), al igual que al preparar y cocinar los alimentos.
En ocasiones hay brotes de disentería bacteriana en las escuelas, pero al cabo de unos 7 días todos los enfermos se alivian. Si la infección persiste o hay sangre, moco o pus en las heces, es probable que se trate de disentería amebiana: en tal caso hay que buscar ayuda médica sin demora.
Lo que los terapeutas aconsejan
Moxibustión Para combatir la disentería bacteriana es probable que el terapeuta (por lo común un acupunturista) estimule ciertos puntos situados en el abdomen.
Naturopatía El terapeuta aconsejará beber muchos líquidos para prevenir la deshidratación, sobre todo leche y jugos de frutas, que son ricos en sales y minerales. También recomendará abstenerse de comer alimentos sólidos y prescribirá una dieta blanda de avena, puré de papa o arroz cocido sin sazonar (al parecer estos comestibles absorben buena parte de las sustancias tóxicas presentes en los intestinos).
Remedios populares Se aconseja beber un vaso de agua con dos cucharaditas de vinagre de manzana antes de cada comida; para combatir la diarrea puede ser de ayuda comer una cucharadita copeteada de mermelada de zarzamora.
El punto de vista ortodoxo
Si la disentería es bacteriana, el médico seguramente prescribirá una dieta líquida y descanso; si es amebiana, en cambio, recetará antibióticos y examinará las heces del enfermo una vez a la semana durante seis meses para asegurarse de eliminar los gérmenes infecciosos.