Rolfing
¿Qué es?
El Rolfing es una forma de tratamiento corporal de los tejidos profundos, con orientación estructural, creado por la doctora Ida P. Rolf, una bioquímica que se graduó en Columbia University en la década de 1930. Al desarrollar su terapia, la Dra. Rolf aplicó sus conocimientos del Hatha yoga, la técnica Alexander, la osteopatía y la homeopatía. Denominó a su enfoque integración estructural porque se ocupaba del modo en que la estructura del cuerpo afecta su función. Pero, poco después, el público comenzó a llamarlo Rolfing y este apodo se arraigó.
En 1971, la Dra. Rolf creó el Instituto Rolf de Integración Estructural (Rolf Institute of Structural Integration), que en la actualidad tiene sede en Boulder, Colorado, con institutos asociados en Munich, Alemania, y San Pablo, Brasil, para supervisar la estandarización del método Rolfing y la capacitación de los profesionales, que se denominan "rolfers".
En la actualidad, el Rolfing se utiliza fundamentalmente para reducir el estrés y facilitar la movilidad, corregir problemas de postura y reducir los dolores musculoesqueléticos y de espalda. Los partidarios de esta técnica destacan que también alivia muchas otras afecciones.
¿Cómo funciona?
El Rolfing se basa en la premisa de que el estrés físico y emocional, al igual que la gravedad, puede desestabilizar la alineación vertical del cuerpo y hacer que los músculos y el tejido conectivo, conocido como fascia, se vuelvan rígidos e inflexibles. (La fascia recubre los músculos y los conecta con los huesos). Estos problemas pueden derivar luego en más estrés, enfermedades y pérdida del bienestar general.
El Rolfing se propone realinear el cuerpo mediante el uso de una presión intensa y movimientos para estirar la fascia reducida y rígida, y hacer que recupere su forma. El objetivo es lograr que la fascia sea más suave y más flexible, y restaurar su equilibrio natural en relación con los músculos, los tendones y los huesos.
Los profesionales manipulan la fascia en lugar de los músculos. En el método Rolfing, la presión de los nudillos, rodillas, codos o dedos del profesional sobre estos tejidos conectivos libera las tensiones reprimidas y el estrés. El Rolfing da por resultado mayor facilidad de movimiento, una mejor postura y una mejor salud emocional y física.
¿Qué ocurre durante una sesión de Rolfing?
En un primer momento, el/la rolfer ayuda al paciente tomar conciencia de la parte de cuerpo que se trabajará en la sesión, descubriendo como usa esa parte del mismo. Al mismo tiempo, el rolfer usa ese tiempo para descubrir la estructura del cuerpo y los patrones o hábitos de movimiento, al andar, estar de pie o sentarse...
Cada sesión tiene unos objetivos determinados, tanto estructurales como funcionales. La mayor parte de la sesión es de manipulación. Esta manipulación se hace sobre una camilla, y el rolfer ejerce presione en distintas partes del cuerpo
Al término de la misma se emplean unos momentos para explorar que repercusiones ha tenido en la coordinación, la percepción y en el significado, la nueva actitud corporal. Tambien para reeducar aquellos hábitos importantes
El rolfer enseña como mejorar el uso del cuerpo hacia una mejor economía. Y se compara con la sensación que se tenía antes de comenzar la sesión.
Tras la sesión algunos paciente dicen sentirse más ligeros , mejor plantados, otros refieren un cambio en la percepción de su cuerpo o del mundo que les rodea. Otros hablan de una actitud diferente en su manera de estar en el mundo: más dignos, más seguros, o “encarnados”
De una sesión a otra el paciente pone en práctica aquellas pautas nuevas que el rolfer le enseñó en la última sesión, y se le anima a percibir qué cambios afloran en éste intermedio (posturas antiguas que el cuerpo rechaza, nuevas posturas que el cuerpo “pide”...)
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