El berro es objeto de cultivo, especialmente en las inmediaciones de las grandes ciudades. Se cultiva en artesones llenos de tierra hasta las tres cuartas partes y recubiertos de agua que en muchas ocasiones se corrompe y comunica mal gusto a las plantas. Sin embargo, es fácil el cultivo con agua corriente, y resulta sano y agradable el producto, abriendo una excavación de 2 metros de anchura y 80 centímetros de profundidad, en parajes en que se disponga de una fuente o estero. Se abona el fondo de la excavación con estiércol, la que se rodea con un peralte, y se trasponen las plantitas en líneas distantes entre sí 30 centímetros, o también en filas diagonales. Es conveniente sujetar cada planta, con unas pinzas pequeñas de madera, para impedir que el agua descubra las raíces. Una vez transpuestas las plantas, se hace llegar el agua de fuente hasta la altura de 10 ó 12 centímetros, regularizando su entrada para que corra lentamente pero de continuo. Algunas semanas después, prenden y brotan con vigor las plantitas de berro de las que se hace la recolección a medida que se van necesitando. Hay varias especies de berro cuyo cultivo es completamente terrestre. Se siembran en primavera, y forman en el verano una roseta bastante provista de hojas compuestas, color verde-obscuro y brillantes. Se deben regar abundantemente durante el calor. Sus hojas son muy empleadas para aderezar ciertas ensaladas; tienen un sabor muy penetrante que provoca la salivación y favorece, por consiguiente, la digestión.

Tiene muchísimas aplicaciones y propiedades medicinales. Actúa especialmente sobre el hígado y riñones, limpiándolos de cálculos; purifica la sangre y relaja la presión arterial.

1. Según Troya, tomando el berro en ensalada cruda, tiene la propiedad de descongestionar el hígado. Lo más corriente es asociar el berro con otras plantas para alcanzar efectos más positivos:

Berros 15 gr

Lechuga 10 gr
Achicoria silvestre

(lechuguilla) 10 gr

Perifolio 5 gr

Se machaca el conjunto y, reducido todo a una pulpa, se encierra en una tela y se exprime el jugo; se toma de una vez en ayunas con algunas gotas de limón si por acaso repugna el olor y el sabor. Se sigue el método durante varios días hasta conseguir efectos positivos.

2. Cazin aconseja 120 gr de berros cocidos en otro tanto de leche, contra los catarros crónicos y enfermedades pulmonares, los reumas antiguos y hasta contra la tuberculosis principiante.

c. Chaumel asegura que el cocimiento de berro es infalible contra las hinchazones del vientre; y Récamier lo recomienda contra la hidropesía.

4. Según Chatín, la papilla de berro es la mejor legumbre que pueden tomar los diabéticos, porque contiene muy escasa cantidad de azúcar y de almidón.
5. Los berros fríos y solamente machacados se emplean como cataplasma, añadiéndoles un poco de sal, y curan con mucho éxito las úlceras escrofulosas y pútridas: determinan, con bastante rapidez, la resolución de los tumores glandulares y de los infartos linfáticos.
6. Se asegura que la mezcla de 60 gramos de jugo de berro y 30 gramos de miel, colada a través de un trapo, es excelente para hacer que desaparezcan las manchas cutáneas y pecas. Se frota la cara con esto al levantarse y al acostarse.

Si se ingiere, es además, vermífugo y sudorifico y alivia el catarro pulmonar.

Fórmula para preparar un jarabe:

Planta entera con raíz 125 gr

Agua medio litro

Se hierve, se cuela y se le añade el doble de su peso de azúcar. Se cuece ligeramente, una vez más, y se filtra.