HIDROTERAPIA
El empleo terapéutico del agua
Los efectos reconfortantes que un baño caliente puede tener sobre el cuerpo extenuado son bien conocidos; muchas personas recurren a esta saludable práctica al final de un día ajetreado para aliviar el cansancio, la tensión y el dolor muscular. También sabemos cuánto ayuda una zambullida en una piscina de agua fría para cobrar fuerzas y despejar la mente. La hidroterapia es precisamente el aprovechamiento de éstas y otras virtudes del agua para tratar diversas dolencias y enfermedades.
Como fundamento de la hidroterapia se halla de idea de que el agua es la esencia de la vida: constituye la mayor parte de nuestro organismo, está presente en casi todos los alimentos que comemos, y el ser humano no puede vivir más que unos cuantos días sin ella. En forma líquida, de hielo o de vapor, el agua tiene numerosas propiedades terapéuticas, entre ellas promover la relajación, estimular la circulación sanguínea, eliminar impurezas y sustancias tóxicas, calmar el dolor y reducir la rigidez.
Las formas de aplicación del agua (compresas, duchas, baños) también son numerosas, pero su cualidad más importante desde el punto de vista medicinal es su temperatura.

El agua caliente y el vapor dilatan los vasos sanguíneos, favorecen la transpiración, relajan los músculos y las articulaciones, y hacen afluir sangre y calor a la superficie del cuerpo.
El agua fría y el hielo constriñen los vasos, reducen la inflamación y la congestión superficiales, y producen una mayor afluencia de sangre a los órganos internos.
El poder del agua para infundir bienestar y curar padecimientos específicos se ha estimado desde tiempos remotos. Muchos de los templos griegos consagrados en la Antigüedad a Asclepio, dios de la medicina, se edificaron en las inmediaciones de manantiales de aguas termales reconocidas por sus virtudes curativas. El baño de vapor era una costumbre muy difundida entre los romanos y los turcos, al igual que entre numerosos pueblos del México antiguo, quienes le daban el nombre de temazcalli.
En Europa, el uso de aguas minerales y termales con fines curativos condujo al establecimiento de balnearios y hoteles selectos donde los huéspedes reciben tratamientos con aguas medicinales, lo que ha dado renombre a ciudades como Spa (Bélgica), Baden-Baden (Alemania) y Bath (Inglaterra). En Francia, el agua de la gruta de Lourdes tiene fama a nivel internacional de producir curaciones que se consideran milagrosas.

Uno de los precursores de la hidroterapia moderna fue Sebastian Kneipp (1821-1897), monje dominico de Baviera que fundó un centro terapéutico en Champneys, Inglaterra; allí existe actualmente una de las numerosas GRANJAS DE SALUD visitadas por los europeos. Kneipp pensaba que el organismo tiene la capacidad de regularse y curarse por sí solo, y que el agua constituye el medio principal para estimular o limitar esa capacidad.
El tratamiento de Kneipp incluía baños calientes y fríos, baños de vapor, compresas frías y calientes, duchas y baños de pies, combinados con un estricto régimen alimentario y ejercicios para eliminar las impurezas del cuerpo. La NATUROPATÍA utiliza muchos de los medios preconizados por Kneipp, a los que ha añadido otros recursos como las bañeras de hidromasaje. Aplicaciones de la terapia El empleo medicinal del agua beneficia en particular a las personas aquejadas de DOLOR DE ESPALDA, TRASTORNOS ARTICULARES y REUMATISMO, sobre todo si forma parte de un programa fisioterapéutico más amplio. Las lesiones musculares y los casos de parálisis consecutivos a una enfermedad, una lesión o un accidente también responden bien a la hidroterapia.

La naturopatía hace uso de la hidroterapia en el tratamiento de diversos padecimientos, desde CÁLCULOS BILIARES hasta difteria. El efecto depurativo del baño de vapor en sus variadas formas puede aliviar el DOLOR DE CABEZA, en tanto que las duchas frías y calientes sirven para tratar los TRASTORNOS MENSTRUALES, la ANEMIA, la ARTRITIS y el ASMA. En general, las distensiones musculares y los ESGUINCES leves mejoran notoriamente con la aplicación de compresas frías.
Casi todas las formas de aplicación de la hidroterapia promueven la relajación y dan alivio en caso de decaimiento, ansiedad y fatiga. Una práctica hidroterapéutica más reciente consiste en sumergir al recién nacido en una bañera de agua templada para aligerar la ansiedad del nacimiento. 
En busca del terapeuta adecuado Una vez que el médico diagnostica un padecimiento de tipo muscular, reumático o articular, prescribirá un tratamiento medicamentoso en combinación con diversos ejercicios, relajación y algunas terapias auxiliares. Para ello seguramente le recomendará a un fisioterapeuta experimentado en la aplicación de la hidroterapia.
Otra posibilidad es acudir directamente a un especialista en hidroterapia, aunque siempre conviene contar con un diagnóstico médico.
La consulta Las técnicas varían según el padecimiento de que se trate.

Las principales son las siguientes:

Fisioterapia Se emplea para fortalecer los músculos y restablecer la movilidad de quienes han permanecido en cama durante largo tiempo o sufren una parálisis consecutiva a una enfermedad o un accidente. El procedimiento más utilizado es hacer que el paciente practique ciertos ejercicios sumergido en una bañera; como su peso disminuye por efecto del agua, el esfuerzo impuesto a músculos y articulaciones es menor. Al mismo tiempo, el calor del agua dilata los vasos sanguíneos y estimula la circulación, lo que aumenta el suministro de oxígeno a las partes afectadas y apresura la recuperación.
El tratamiento suele distribuirse en periodos diarios de media o una hora, ya los ejercicios pueden sumarse diversos tipos de masaje.
Compresas Las compresas calientes sirven para aumentar la afluencia de sangre a cierta zona u órgano del cuerpo y para favorecer la eliminación de impurezas mediante la transpiración. Es posible utilizarlas en casa, por ejemplo, para relajar un músculo acalambrado: basta con mojar un trapo en agua que esté lo más caliente que sea tolerable, escurrirlo y enrollarlo en la parte afectada; hay que dejarlo actuar hasta que se enfríe.
Las compresas frías, en cambio, se utilizan para constreñir los vasos sanguíneos y reducir así la inflamación, sobre todo en caso de esguinces y artritis. El procedimiento es similar al de las compresas calientes, sólo que el agua debe estar fría.
Las compresas de agua helada y la aplicación de hielo envuelto en un trapo sólo se aconsejan en caso de hinchazón intensa de una extremidad.
Baño de sábana Se emplea principalmente para combatir las ENFERMEDADES DE LA PIEL, el RESFRIADO con fiebre, la distensión de los músculos de la espalda, el DOLOR DE ESPALDA crónico y la BRONQUITIS crónica. Los casos leves pueden tratarse en casa, pero los crónicos o graves requieren la intervención de un terapeuta adiestrado.
El procedimiento consiste en mojar una sábana con agua fría, exprimirla bien y envolver con ella el cuerpo del paciente; encima de la sábana húmeda se pone una seca y finalmente un cobertor caliente. El paciente debe permanecer así hasta que la sábana se seque; mientras tanto, quizá necesite una bolsa de agua caliente para evitar que se le enfríen los pies. Una vez que se le quiten las sábanas, hay que darle un baño de esponja con agua templada y luego secarlo bien con una toalla.
Para los TRASTORNOS DIGESTIVOS y el ESTREÑIMIENTO se recomienda un baño de sábana únicamente en la zona pélvica.

Baños El tratamiento más utilizado en hidroterapia para relajar los músculos, aliviar el dolor, favorecer la transpiración y depurar el cuerpo es un baño caliente (a una temperatura ligeramente superior a los 38°C) de 20 minutos de duración, con agua suficiente para cubrir los hombros. Como es posible que este tratamiento baje la PRESIÓN ARTERIAL, hay que salir lentamente del baño, secarse y permanecer acostado durante media hora. Los baños a la temperatura del cuerpo proporcionan los mismos beneficios, pero la sudoración no es tan copiosa.
Para mejorar las propiedades del baño, pueden añadírsele diversos ingredientes: sales de Epson para los escalofríos o el resfriado: sal común para las lesiones leves de la piel: avena o salvado (en una bolsa de manta de cielo) para aliviar el ECCEMA y otras afecciones cutáneas, y algas marinas para intensificar el efecto relajante.
Los baños fríos (entre 16 y 20°C) sirven para reducir la inflamación y estimular la circulación, lo que a su vez mejora el suministro de oxígeno y nutrientes al organismo. La práctica más común no es sumergirse del todo, sino sentarse en un baño somero durante uno o dos minutos mientras se vierte agua del propio baño en el resto del cuerpo: al terminar hay que frotarse enérgicamente con una toalla, lo que acentúa el efecto vigorizante del baño. Los baños fríos no son aptos para niños, ancianos ni enfermos de TRASTORNOS CARDIACOS.
Baños de asiento Se emplean en el tratamiento de la CISTITIS, el ESTREÑIMIENTO, las HE-MORROIDES, las fisuras anales y diversos trastornos de los órganos genitales.
Por regla general se utilizan dos pequeñas bañeras adyacentes, una de ellas con agua caliente y la otra con agua fría. El paciente se sienta durante tres minutos en el agua caliente (que debe cubrirle las caderas y la parte baja del abdomen) mientras sumerge los pies en el agua fría: al cabo de ese tiempo hay que invertir la posición y permanecer así durante un minuto más. Este procedimiento puede repetirse una o más veces si se desea.
Duchas Sirven para tratar una amplia variedad de padecimientos, desde la anemia y la artritis hasta la DIABETES, los cálculos bi liares y el dolor de cabeza. Consisten en la aplicación de agua dispersada en chorros muy finos y fuertes sobre una parte o la to talidad del cuerpo. El agua puede ser fría, caliente o alternadamente fría y caliente.
El factor más importante de las duchas es la temperatura del agua. Sus virtudes son equivalentes a las de los baños, pero en mayor medida debido a la presión de los chorros contra el cuerpo. Un efecto similar se obtiene con las bañeras de hidromasaje y los baños con chorro de burbujas. El agua de mar y las aguas minerales de manantial incrementan aún más los beneficios de las duchas.
Los niños pequeños, las personas mayores o débiles y quienes padecen de hipertensión deben abstenerse de las duchas terapéuticas: en los demás casos, hay que esperar dos horas después de las comidas para recibirlas.
En casa es posible emplear un duchador manual en sustitución de duchas terapéuticas, pero tratándose de un padecimiento específico conviene contar con el consejo de un terapeuta experimentado.
Baño de vapor Entre sus diversas modalidades están el BAÑO TURCO y el SAUNA, usa  dos principalmente para desintoxicar el cuerpo. La abundante transpiración que se produce con ellos ayuda a eliminar las impurezas a través de los poros de la piel, y constituye también un remedio temporal para la retención de líquidos.
Como el ambiente del sauna es menos húmedo que el del baño turco, el sudor se seca en la piel y produce una sensación más agradable. En cualquier caso, para no respirar el vapor es posible utilizar un cajón especial que rodea el cuerpo pero permite mantener la cabeza afuera. El tratamiento suele terminar con un baño o ducha templados y un masaje.
Inhalaciones Consisten en hacer respirar al paciente aire con vapor o agua pulverizada, y se emplean para tratar la congestión nasal, el catarro de las vías respiratorias altas, el CRUP y los accesos de tos de la TOS FERINA ( INHALOTERAPIA). Casi siempre se añaden al agua aceites esenciales picantes, como el de eucalipto y el de mentol. En el caso del ACNÉ, el vapor se aplica a toda la cara para abrir los poros y hacer salir las impurezas.
El punto de vista ortodoxo
Por regla general, los alópatas no recomiendan la hidroterapia sino como parte de un tratamiento fisioterapéutico más amplio. Muchos de ellos dudan de los beneficios que se atribuyen a las aguas medicinales de manantial y a los tratamientos con agua fría y caliente, salvo en el caso de lesiones articulares. No obstante, reconocen el poder de los baños calientes para producir una sensación de bienestar general, y saben que los ejercicios que se practican dentro del agua requieren menor esfuerzo y ayudan a restablecer la movilidad.
Por otra parte, los médicos advierten sobre algunos peligros de la hidroterapia: las personas alérgicas al yodo deben abstenerse de cualquier tratamiento con algas marinas: quienes padecen trastornos cardiacos deben contar con la aprobación de un cardiólogo antes de recibir cualquier tipo de hidroterapia. Los tratamientos con agua fría y caliente deben dejarse en manos de un terapeuta calificado para evitar cambios bruscos de la presión arterial y desmayos. Se desaconsejan los baños de vapor seguidos de una ducha fría.